Los orígenes de la danza española se pierden en la antigüedad. Las primeras manifestaciones se encuentran en los entretenimientos cortesanos de los califas árabes y en las danzas teatrales de la época de los Reyes Católicos.
En el siglo XVI se desarrollaron una serie de danzas cortesanas como la zarabanda, la chacona, el pasacalle y la folía, y las danzas litúrgicas (los seises) que todavía se ejecutan en la catedral de Sevilla.