Planear secuencias de movimientos, integrar la música y expresar sentimiento, son algunas de las funciones. Además, causa placer a quien lo mira, pues activa las neuronas espejo.
Una de las mayores cualidades de los grandes intérpretes mundiales del ballet es que al bailar parecen flotar sobre la música, en una fusión perfecta que depende del trabajo cerebral llevado al extremo, pues exige planear una secuencia de movimientos, integrar la información auditiva, activar la memoria de largo y corto plazos, pero también expresar sentimiento, es decir, traducir el movimiento en arte. Además de tener un cuerpo delgado, fuerte y flexible, el buen bailarín debe ser una persona inteligente, con un desarrollo neurosicológico superior.