«Małgorzata Dziewulska -recoge Jacek Marczyński en este artículo- escribió en la revista “Ruch Muzyczny” (“Movimiento Musical”) tras la muerte de George Balanchine: “En un espectáculo donde no existe ninguna otra intención que el deseo de que la música se vuelva visible, ningún otro tipo de expresión más que la alegría del movimiento, ni otro esfuerzo que no sea el esfuerzo de construir, puede parecer que le falta algo. Hay algo estéril que, despojado de la gran maestría de Balanchine, puede resultar fatigoso. Y hay además una especie de huida del argumento en el sentido teatral de la palabra”. Aun entendiendo la validez de estos reparos, es necesario sin embargo reconocer que Balanchine abrió un nuevo camino para el ballet clásico por el que siguieron muchos coreógrafos del siglo XX. Los más destacados iniciaron un diálogo creativo con sus ideas, lo que ha permitido que el arte del ballet siga desarrollándose.»
Por Jacek Marczyński para el Teatre Liceu