La danza, como expresión del hombre movido por el poder trascendente, es la forma artística más antigua; antes que el hombre expresara su experiencia de vida a través de materiales, lo hizo con su propio cuerpo. Primitivamente el hombre danzó en toda ocasión, por alegría, amor, miedo; ante la muerte y el nacimiento. Moviendo nuestro cuerpo, movemos nuestras emociones, soltamos todo aquello que nos agobia y descubrimos la esencia de la vida.