Con ese breve nombre fue conocido y admirado en los escenarios por una veintena de años, por los balletómanos de muchos países. Me estoy refiriendo, por supuesto, a Mikhail Baryshnikov (enero, 1948), considerado como uno de los mejores bailarines del siglo XX.
Cuando Misha irrumpió en occidente, después de haber solicitado asilo político en Toronto, Canadá, donde se presentaba en una gira con artistas del Ballet Bolshoi y del Kirov, creo que nunca, en los escenarios de Norteamérica, se había visto bailar a nadie de la manera que él lo hacía.