Se dice que la principal aportación de Isadora Duncan al arte de la danza fue la de haber recordado la belleza del movimiento simple, ya que es mejor que toda la riqueza de la técnica del ballet si ésta nos obliga a sacrificar la gracia, la expresividad y la belleza.
Pero estos escritos que nos dejó la genial coreógrafa van más allá. Duncan nos deja aquí un legado de ideas centradas en una nueva reflexión sobre el arte, la mujer y la sociedad directamente emanada de la experiencia del cuerpo. Los escritos sobre danza de Isadora Duncan constituyen una de las más brillantes reflexiones de una coreógrafa sobre su trabajo. Su valor se acrecienta si tenemos en cuenta que fue precisamente Duncan quien, con mayor consciencia y decisión que Loie Fuller o Ruth St. Denis, convirtió la danza libre, no basada en los códigos de ballet, en un arte.