La bailarina estadounidense Isadora Duncan (1877- 1927), cuya innovadora técnica en su ejecución que se caracterizó por movimientos libres, fluidos y cargados de pasión, dieron fin a la rigidez del ballet clásico y han sido las bases para la danza contemporánea del siglo XX.
Su estilo de danza era completamente nuevo y rompía con la rigidez del ballet clásico, además de utilizar música de concierto, que originalmente no había sido compuesta para ser bailada. Isadora, fue pionera en su ramo y alcanzó la perfección siendo su propio maestro, en el que para ella, el cuerpo debía ser translúcido para proyectar el alma y el espíritu. Sus enseñanzas y personalidad son ahora parte importante del desarrollo de la danza.