Un Liceu lleno a rabiar y completamente de pie ovacionó la noche del 28 de diciembre a una de las cantantes de ópera más importantes del mundo y más queridas por el público catalán, la soprano Montserrat Caballé.
El día que cambió su vida llegó en el año 1965 en Nueva York, cuando cantó Lucrecia Borgia sustituyendo a Marilyn Horne. Al día siguiente un periódico neoyorquino titularía: «Callas + Tebaldi = Caballé».
Lo demás es historia.