‘EL CASCANUECES’ EN DIRECTO DESDE LA ROYAL OPERA HOUSE EN CINES EL 16 DE DICIEMBRE.
MÁS DE 600 PIEZAS DE VESTUARIO Y FRAGMENTOS DE LA COREOGRAFÍA DE 1984 JUNTO A LA PARTITURA DE TCHAIKOVSKY REVIVIRÁN ESTE CLÁSICO NAVIDEÑO.
‘EL CASCANUECES’ EN DIRECTO DESDE LA ROYAL OPERA HOUSE EN CINES EL 16 DE DICIEMBRE.
MÁS DE 600 PIEZAS DE VESTUARIO Y FRAGMENTOS DE LA COREOGRAFÍA DE 1984 JUNTO A LA PARTITURA DE TCHAIKOVSKY REVIVIRÁN ESTE CLÁSICO NAVIDEÑO.
Carlos Acosta, de 42 años, se retira esta temporada del ballet clásico, pero seguirá como bailarín en obras contemporáneas y como coreógrafo.
Tras agradecer a su familia y amigos, el artista cubano aconsejó a las nuevas generaciones de bailarines que no temieran cometer errores, que fueran curiosos y disfrutaran la vida sin desperdiciar ni un momento.
Ha sido descrito como el gran bailarín de su generación, un virtuoso que parece volar por el escenario como si estuviera suspendido del cielo. Y es que los más refinados superlativos no parecen alcanzar para describir el talento de Carlos Acosta, el bailarín cubano que este jueves se despidió con su propia coreografía de Carmen, del escenario que fuera su hogar durante 17 años, el Royal Opera House, sede del Royal Ballet, en Londres.
La transmisión en directo del ballet Giselle en los cines el pasado lunes 27 en versión de Peter Wright para el Royal Ballet, ha sido un oportunidad de oro para admirar y estudiar de cerca a la estrella del ballet internacional, Natalia Osipova.
Osipova, sola y en si misma, es un himno a Giselle.
EL BALLET ‘GISELLE’, CON CARLOS ACOSTA Y NATALIA OSIPOVA, EN DIRECTO EN CINES EL 27 DE ENERO.
Continúa la temporada de obras retransmitidas desde la Royal Opera House de Londres.
Son el nuevo grupo del “jeté”, una referencia al paso de danza en el que el bailarín salta hacia el frente colocando las piernas en 90 grados.
Una ola de estrellas internacionales del ballet están saltando cada vez más de una compañía a otra, creando sus propias marcas y pareciéndose más a los directores y las estrellas de la ópera que viajan por el mundo. Al hacerlo, están alterando el camino profesional tradicional del ballet y cambiando una forma de arte que por largo tiempo ha sido definida por los estilos nacionales que los bailarines perfeccionaban al crecer con – y permanecer leales a – una sola compañía.
Watching the Royal Ballet’s Sleeping Beauty, with costumes by Oliver Messel and Peter Farmer and sets by Christopher Carr, is like savoring a sumptuous strawberry-and-cream gâteaux and being transported to an 18th century Neverland to enjoy a work that is immensely rich in variations, styles and – especially in this version – childlike imagination.
Afirman que el prestigio del the Royal Ballet of London descansa en su tradición.
El prestigio mundial del Royal Ballet, de Gran Bretaña, se basa en la tradición expresiva de sus bailarines en escena, quienes explotan su talento histriónico, en combinación con su propia técnica, señaló hoy aquí Federico Bonnelly, primer bailarín de la agrupación.