Cipe Lincovsky y Maurice Bejart

Cipe Lincovsky y Maurice Bejart | Danza Ballet 

«Trabajar con Béjart es estar en peligro» Cipe Lincovsky

Por Magdalena Ruiz Guiñazú (Buenos Aires, enero de 2000).

La actriz protagoniza «Che: Quijote y bandoneón» en una extensa gira mundial que depositará a la compañía en Buenos Aires alrededor de abril. Lincovsky y Béjart volvieron a encontrarse después de diez años. La «Madre Coraje» habla de cómo y por qué se hizo la obra que mezcla tango con Cervantes y Guevara, de cómo es Béjart en la intimidad y de por qué este éxito hace que demore un año el estreno de otra pieza teatral escrita para ella.

-Me quedé sorprendida. Maravillosamente sorprendida –relata Cipe Lincovsky  recordando aquella tarde en un escenario vacío, en Lausanne, esperando la hora del estreno con el gran Béjart. – Quiero tango clásico. Ya he hecho Piazzolla –me dijo y le propuse entonces a Troilo, Pugliese.

-Tiempo después acudí a Eladia Blázquez. Ella es una especie de, cómo puedo definirla ¿mensajera de la suerte? para mí. Eladia siempre escribió algo excelente para mis espectáculos unipersonales. Después de la bomba en el teatro Estrellas creó A pesar de todo. Yo la había llamado por teléfono diciéndole que iba a seguir igual a pesar del atentado. Luego Tengo el corazón mirando al sur para una gira en el exterior. Cuando regresé, Prohibido prohibir. Y ahora le transmito simplemente lo que me había dicho Maurice aquella tarde y Eladia, como siempre, entendió. Me lo cantó por teléfono mientras yo todavía estaba en Nueva York: «Quijote, sos ahora un adjetivo del que sueña y está vivo y no deja de soñar». Una frase increíble. El Quijote ya no es un sustantivo. Califica. Y allí empezamos. El estreno coincidió con la guerra de Kosovo y pese a que estábamos a 1800 km de distancia, la gente parecía aferrarse a la utopía de Cervantes, a los poemas de Lorca como para ahuyentar esas imágenes que parecían tomadas de la Primera o la Segunda Guerra Mundial. Para mí fue más que una experiencia artística. En Weimar, por ejemplo, el público pareció entender que le habíamos infundido ánimo y aliento. Todas las críticas lo reflejaron así. Al final del espectáculo la gente se manifiesta en todos lados de una manera muy especial. No es el aplauso que puede arrancar una obra revolucionaria o La consagración de la primavera. No, aquí somos trece bailarines, un bandoneón y yo. Pero, sin duda, son aires nuevos. Béjart tiene una predilección muy marcada por la Argentina. En este espectáculo se rodeó de todos nosotros. Octavio Nahuel que encarna al Che es un joven bailarín porteño y junto a Eladia parece entrelazarse con la presencia de España a través del Quijote.

-¿Cómo fue volver a trabajar con Béjart, después de diez años?

-¡Estar nuevamente en peligro! Exhibiendo lo mejor de mí misma. Yo ni siquiera había fantaseado con volver a trabajar con él. No puedo explicarte la sensación de fuerza que transmiten esos trece bailarines (que no tienen más de 25 años) en el escenario con esos textos tan impactantes como Miguel Hernández o Lorca o el mismo Cervantes que se unen perfectamente con la historia del Che Guevara. La muerte del Quijote se ensambla perfectamente con la suya. Esto me ha dado otra vez la posibilidad de hacer una de esas cosas que te sacuden la vida.

-Bueno, algo muy euforizante, ¿no?

-Fijate que en los títulos aparezco como Cipe Lincovsky, una leyenda del teatro y así me llaman en Berna, en Hamburgo, en Namur.

-Hasta ahora entonces, las representaciones que comenzaron en Lausanne…

-Continúan en Weimar, Recklinhausen, Hamburgo, Namur, Berna y Luxemburgo. Ahora descansamos hasta marzo. Empiezan nuevamente los ensayos en Lausanne y luego debutamos en Jerusalén 2000. Volvemos a la Argentina y estaremos en el Gran Rex a partir del 15 de abril. Luego regresamos a Europa y hacemos Francia, Bélgica, toda Italia y en principio iríamos a Japón, pero esto no está confirmado aún.

-Con Nijinsky el clown de Dios tuvieron una buena experiencia japonesa…

-Tres meses. Sí, fue inolvidable. Pero quería insistir en lo que está ocurriendo ahora con Che: Quijote y bandoneón. Me siento tan útil. Es importante la sensación de darle cosas a la gente. Debo decir que éste ha sido un año maravilloso para mí. No sólo ha colmado mis expectativas sino que me ha deparado increíbles sorpresas. Yo le decía a Béjart: «Nunca somos los mismos que diez años atrás» y él, sonriendo, me puso una mano en el hombro: «Vas a bailar igual» y me dio el impulso para volver a hacerlo. Todo es tan sorprendente. Yo nunca me imaginé que íbamos a seguir durante todo el año. Tan es así que he tenido que postergar para el 2001 el estreno de una obra que han escrito especialmente para mí y que voy a hacer con actores argentinos. La idea es debutar en Buenos Aires en marzo del 2001 y luego llevarla a Israel.

-¿Alguna vez alguien te tiró las cartas y te predijo acontecimientos tan decisivos?

-Alguien me dijo que me iba a pasar lo mismo que hace diez años, en 1989. En aquel momento también las cosas se dieron todas juntas: fue Madre Coraje, La amiga con Liv Ullmann, y luego con Béjart y Jorge Donn Nijinsky. Ahora, ocurre lo mismo. ¡Si usáramos un lenguaje astrológico, diríamos que las constelaciones han vuelto a armonizarse en un lapso de diez años! Francamente, no sé por qué todas estas cosas increíbles me tocan a mí.

-¿No pensás que son el resultado de toda una vida de trabajo profesional?

-Sí, he hecho una carrera con mucha disciplina y dignidad y creo que es gracias a eso que quizás me llaman.

-Vos hablabas recién de la respuesta del público. ¿Cómo es por ejemplo en Alemania, un país tan diferente a la exuberancia italiana?

-Te diría que, como en Nijinsky la reacción es la misma en todos lados. Es un entusiasmo increíble. Por eso yo les comentaba a los empresarios argentinos que pienso que en España o en Latinoamérica la respuesta va a ser la misma. Al final del espectáculo se produce algo misterioso: no es un final a toda orquesta. No. Muy por el contrario. Yo canto «a capella». Los chicos me acompañan y salimos del escenario con la carreta de Madre Coraje llena de jóvenes a quienes mi personaje arranca de la guerra apostando a la vida. Justamente en marzo del ’99, mientras estaba actuando en Israel recibo un llamado de Maurice preguntándome: «¿Cuál es el papel que más te gusta?». Me quedé pensando y mencioné a Madre Coraje, porque de joven hice el papel de la hija y luego el de la madre. No me dio mucho tiempo como para contestar: «¡Bueno, empezamos y terminamos el espectáculo con Madre Coraje!». Cuando cortó me quedé pensando, ¿cómo va a unir la madre con el Quijote, con el Che, con los tangos? Pero, en un escenario, ese hombre todo lo puede hacer.

-¿Y cómo es Béjart realmente, aparte de esa genialidad?

-Es de una generosidad, de una ternura enormes. Su afecto va desde aconsejarte en lo artístico hasta cocinar un rico plato que él sabe que a vos te gusta. Esa noche, en la que llegué a Lausanne, era el estreno mundial de Cascanueces y después del espectáculo fuimos a su casa y cocinó para mí para que pudiéramos seguir hablando del proyecto. Con el mismo entusiasmo compra un regalo que te gusta. Por ejemplo buscó y encontró una hamsah (protector religioso para los hogares) antiquísima turca o hindú con diamantes chatos mezclados con perlas. ¡Lo encontró en Suiza! Y todavía me pedía disculpas por haberse demorado en la fecha de mi cumpleaños. Yo no creo en la dicotomía. Me hubiera gustado hablar con Chaplin o con Picasso de quienes se decía que eran avaros. Ellos que fueron tan generosos en su trabajo no pueden ser diferentes en la vida cotidiana. Un hombre que tiene ese caudal inagotable de generosidad no puede estar abasteciendo un solo perfil. Y soy feliz creyendo en la generosidad.

¿POR QUE CIPE LINCOVSKY?

La explicación de los imprevistos – Por M.R.G.

Porque en la trayectoria de una gran actriz los imprevistos y los retos del destino forman parte de una historia fascinante.
Una historia que comienza con una niña, la princesita del Teatro Ift, y que hoy se mueve en los escenarios europeos de la mano de Maurice Béjart con Che, Quijote y bandonéon.

Todo comenzó en diciembre de 1998 con un llamado imperioso de Béjart.

-Necesito verte.
-Tengo funciones aquí en España. El unipersonal…
Béjart no la dejó terminar y prácticamente la obligó, pese a la prevención de Cipe por los martes 13, a volar rumbo a Lausanne. Esa noche presentaba en Suiza su última régie: Cascanueces y en la media tarde del estreno comenzó a pergeñar otro gran proyecto: –Quiero hacer otro espectáculo con vos…
-¿Algo como El clown de Dios?
-No, no… un espectáculo con tangos, con el recuerdo del Che Guevara…
Y así empieza esta aventura, que llegará a Buenos Aires el 15 de abril. Buenos Aires, enero de 2000

Cipe Lincovsky (Buenos Aires, 1933. 2015) Actriz argentina.
Intérprete de obras de Chéjov, Max Frisch y Brecht en los inicios de su carrera, ha alcanzado celebridad a partir de 1974 con sus recitales, que recuerdan los espectáculos del cabaret literario judío-alemán de entreguerras, basados en el collage de textos. En 1988 recibió el premio del Festival de Cine de San Sebastián a la mejor interpretación femenina por La amiga, de J. Meerapfel, junto a Liv Ullman.

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Cipe Lincovsky (Buenos Aires, 1933. 2015) Actriz argentina.
 

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