Una mujer inolvidable para Alberto Alonso.
Plisetskaya precisa el personaje más cerca del que ideara Merimée, que el de la ópera. «Carmen Suite» (como se titula el ballet), no es acerca de la vida de Carmen, sino de como ella la vive.», añade Plisetskaya.
(Conversación telefónica con el coreógrafo Alberto Alonso, en febrero del 2002).
La seductora Carmen, el rebelde personaje ideado por Merimée en su novela, que inspirara a Bizet en una gran ópera, y que luego, el coreógrafo cubano Alberto Alonso convirtiera en danza-drama para el Ballet Bolshoi de Moscú a instancias de su principal estrella, Maya Plisetskaya (1967), ha vuelto a reaparecer en el repertorio del Ballet Nacional de Cuba después de varios años de ausencia. Es aceptado públicamente que los autores guardan con gran celo sus creaciones.
Es imposible sustraerse, entonces, a la curiosidad de conocer la opinión de Alberto Alonso sobre la presentación de un producto de su inspiración, revivido en su patria sin su permiso ni su presencia. Su estancia definitiva en los Estados Unidos desde 1993, lo ha hecho persona «no grata» para el gobierno de su país.
Alberto Alonso (Alberto, para evitar la confusión con otros Alonso), bailarín de carácter, profesor, director de danzas y coreógrafo, fue escogido por el mítico Coronel W. de Basil para unirse al Ballet Russe de Montecarlo cuando tenía 17 años. Perteneció a esa compañía durante cinco años, cuando se vio obligado a regresar a su patria motivado por la conflagración que azotaba al mundo en 1941.
Llegó acompañado de su primera esposa, la bailarina canadiense Patricia Denise Meyers (teatralmente conocida como Alexandra Denisova), primera figura del conjunto ruso. Ambos asumieron la dirección de la escuela de baile de la Sociedad Pro-Arte Musical de La Habana, de donde Alberto había surgido junto a su hermano Fernando y a su ex-cuñada, Alicia Martínez del Hoyo, quien por su matrimonio con Fernando en 1938, asumió el apellido Alonso.
Durante los años en que Alberto estuvo al frente de la escuela de Pro-Arte (1941-1959), la danza en Cuba adquirió gran relevancia a través de festivales de ballet en los que participaban los tres Alonso y estrellas extranjeras invitadas. No obstante, la mayor obra de la escuela, además de la formación de bailarines cubanos, fue la producción coreográfica inédita de Alberto, la cual sumaba más de una docena de obras. Entre ellas, «Concerto» de Bach, en 1943, considerada como su obra maestra.
Este período se inició en 1947, con el ballet «Antes del Alba», que pudiera llamarse el primer «ballet cubano», no solo por contar con la partitura musical, la escenografía y el vestuario originales de nativos, (Hilario González Iñiguez, compositor, y Carlos Enríquez, afamado artista del pincel), sino porque el tema también era insular. En la producción se mezclaban pasos de la escuela clásica con los más llamativos del folclore afrocubano.
La determinación de Alberto de crear un estilo de ballet autóctono lo encaminó a formar un conjunto de danza que le permitió llevar a la pista de cabarets y a la entonces naciente televisión, estampas o viñetas populares de la idiosincrasia de los isleños, que servirían de estudio para proyectos más ambiciosos.
Entre las obras más importantes de este período, hay que mencionar varias producciones estelares, entre ellas “El Güije”, “Maleficio”, “Quimbisa”, “La Rebambaramba”, “La Engañadora”, entre otras más, en las que destacarían su segunda esposa, Elena del Cueto, así como la actual, Sonia Calero. En 1948, participó con los otros dos Alonso en la formación del Ballet Alicia Alonso, precursor del actual Ballet Nacional de Cuba.
Con «El Solar», una de sus más aplaudidas estampas, donde aparecía Sonia como solista, llegó Alberto a Moscú en 1965. «Luego de una exitosa presentación en el Olympia de París -recuerda-, llegamos a Moscú a presentar ´El Solar´. Después del triunfo arrollador que obtuvimos, tuve la sorpresa de recibir la visita de Maya Plisetskaya y su señora madre.
Ambas venían a felicitarnos a Sonia y a mí por nuestra labor. Sin más preámbulos, e interesada por el estilo de danza que acababa de presenciar, me invitó a regresar a Moscú en un futuro próximo, para montar para ella y el Ballet Bolshoi una obra mía original.» De regreso a Cuba, después de los triunfos en el extranjero, Alberto había sido destituido de la dirección del conjunto con el que habían viajado por Europa. «Fue por una nueva disposición del régimen por la que prohibía a los que no eran miembros del partido -y yo no lo era- a desempeñar posiciones directivas.» No obstante, la invitación del Ministerio de Cultura soviético no se hizo esperar, y partió a la antigua URSS en diciembre de 1966.
«La idea original de ‘Carmen’ surgió de la propia Maya -comenta-, pero la partitura original tenía que ser arreglada. De dos horas y media de música, había que reducirla a cuarenta y tres minutos. No teníamos arreglista, hasta que el esposo de Maya, el compositor y director de orquesta, Rodon Shchedrin, vino a ver un ensayo y se interesó por el proyecto.
El resultado fue un producto diferente, en el que Shchedrin interpoló algunos compases de ´L´Arlesienne´, utilizando a la misma vez cuerdas y percusión solamente.
Como puede notarse en la variación del Torero, la melodía desaparece después de los primeros compases y queda solamente el acompañamiento.
El decorado, original de Boris Messerer, exhibe un telón de fondo de color rojo, que delínea en negro la enorme cabeza del toro, y un artefacto semicircular que simula un ruedo, sobre el cual unos pocos espectadores se sientan en sillas de respaldo alto para observar lo que pasa allí dentro. Una metáfora de la arena de la vida.»
¿Cómo define una artista eslava el temperamento de la gitana Carmen?, es la pregunta inevitable. «Maya era firmeza, madurez, enfrentamiento y valentía. En cambio Alicia (Alonso) era más sensual, más latina, como era de esperar.» Por su parte, en una entrevista del 27 de julio de 1968, de «Saturday Review», Plisetskaya precisa el personaje más cerca del que ideara Merimée, que el de la ópera. «Carmen Suite» (como se titula el ballet), no es acerca de la vida de Carmen, sino de como ella la vive.», añade Plisetskaya.
Del estreno en Moscú (abril 20 de 1967), Alberto recuerda el primer gran silencio con que el público acogió la cortina final, para después explotar en gritos y aplausos a los intérpretes. La ovación fue tal, que obligaron al coreógrafo a salir al proscenio a saludar una docena de veces. Meses más tarde, el 11 de agosto de ese mismo año, la obra se estrenó en La Habana.
Después de una larga ausencia de las carteleras de la isla, «Carmen» reapareció en el repertorio del Ballet Nacional de Cuba en la primavera del año 2000, primero en La Habana, y después en la temporada de verano del teatro Albéniz de Madrid.
En diciembre, subió nuevamente a la escena en el teatro Sauto de Matanzas, Cuba, sin que el coreógrafo haya tenido participación alguna en ninguno de los montajes. Si bien el regreso a su patria en la actualidad no es factible, tampoco intervino en la puesta que el BNC hizo en España hace un año y medio. «Nadie me invitó», contesta Alberto con cierta amargura en la voz ante la pregunta acerca del por qué. Y aún, después de dos años, sigue sin cobrar los derechos de autor.
Las dos primeras
- Moscú, 20 de abril de 1967 – La Habana, 11 de Agosto de 1967.
- Carmen, Maya Plisetskaya – Alicia Alonso.
- Don José, Nikolai Fadeyechev – Azari Plisetski .*
- Torero, Sergei Radchenko – Roberto Rodríguez.
- Zúñiga, Aleksandr Lavreniuk – Ceferino Barrios.
- Toro o Destino, Natalia Kasatkina – Josefina Méndez.
*En el primer elenco cubano, con excepción de Azari Plisetski (Don José), todos procedían de la cultura caribeña.
P.S. – En noviembre del 2005, Alberto fue invitado nuevamente por Maya Plisetskay, a montar «Carmen Suite» para la actual generación del Ballet Bolshoi, con motivo del 80 cumpleaños de la gran bailarina. La función tuvo lugar en el teatro que en la actualidad suple la labor del Bolshoi (en reparaciones), en noviembre 18, esta vez con Svetlana Zakharova, en el role titular, secundada por Andrei Uvarov (Don José), Mark Peretokin (Escamillo o Torero), Rinat Arifulliny (Zúñiga o Corregidor), y Ekaterina Shipulina (Toro o Destino). El coreógrafo me confesó, poco después, que fue como «vivir un sueño de nuevo». Fuente Danza Hoy © 2002
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