El Teatro Real coproduce con el Teatro La Moneda de Bruselas, la Ópera de Lyon, la Ópera de San Francisco y el Covent Garden de Londres una nueva producción de La carrera del libertino, con puesta en escena de Robert Lepage y dirección musical de Christopher Hogwood. Ambos dirigirán una ópera por primera vez en España.
Una ópera (La carrera del libertino), un cuento lírico (El ruiseñor), una ópera-oratorio (Edipo Rey), un ballet con narrador (Historia del soldado) y tres obras de cámara componen el “Ciclo Stravinski” del Teatro Real.
Una ópera (La carrera del libertino), un cuento lírico (El ruiseñor), una ópera-oratorio (Edipo Rey), un ballet con narrador (Historia del soldado) y tres obras de cámara componen el “Ciclo Stravinski” del Teatro Real
El diablo, con sus múltiples caras, ocupa un lugar privilegiado dentro del tema general de las “Tentaciones” en el que se enmarca la programación de la presente temporada del Teatro Real. En el caso de La carrera del libertino, en escena entre los días 11 y 28 de enero, el diablo asume la forma de un hombre perverso y manipulador, a través del cual Robert Lepage, evoca al propio compositor.
Partiendo de una serie de ocho grabados del pintor inglés del siglo XVIII William Hogarth, que narran la vertiginosa caída al abismo de un libertino que pierde su fortuna, su razón y finalmente su vida en un inexorable camino de vicios, placer y excesos, el poeta W. H. Auden, con la ayuda de Chester Kallman, experimentado hombre de teatro, escriben un ingenioso libreto, creando el personaje del diabólico Nick Shadow (inexistente en los grabados), y redimiendo al protagonista al final de la ópera, que salvará su alma gracias a la llama del amor que todavía conserva encendida.

Basándose en el impacto y la fascinación que el cine y la televisión norteamericanos ejercieron sobre Stravinsky cuando componía La carrera del libertino, Robert Lepage sitúa la acción en un plató cinematográfico en Hollywood, alrededor de los años 50. En el fondo del decorado, diseñado por Carl Fillion, un ciclorama, con apariencia de Cinemascope, proyecta imágenes de fuerte poder visual realizadas por Boris Firquet.
Con La carrera del libertino Stravinski llega a la apoteosis de su singular escritura neoclásica, adoptando como modelo la ópera del siglo XVIII, con sus arias, dúos, conjuntos y recitativos acompañados al clave. Ecos de Purcell, Händel, y sobretodo Mozart, afloran a lo largo de la obra, en la que el compositor trabaja con ahínco sobre un libreto en lengua inglesa, y en verso.
Christopher Hogwood aúna en esta obra su profundo conocimiento de la música barroca y del repertorio del siglo XX, al frente del Coro y Orquesta Titular del Teatro Real (Orquesta Sinfónica de Madrid).

En el reparto de La carrera de un libertino, encabezado por el tenor británico Toby Spence (que en el Real ha cantado en La flauta mágica de Mozart y La violación de Lucrecia de Britten), destaca el debut de tres de los protagonistas en sus respectivos papeles: María Bayo, que interpretará su séptima ópera en el Teatro Real, estrenará el papel de la joven enamorada Anne Trulove; el barítono Johan Reuter, que cantó en el Real, con mucho éxito, en Desde la casa de los muertos de Janacek y en Wozzeck de Gurlitt, encarnará al diabólico Nick Shadow; y la mezzosoprano Daniela Barcellona, conocida en el Real por sus dos brillantes interpretaciones rossinianas en Semiramide y Tancredi, cambiará completamente de registro, asumiendo por primera vez el papel de Baba la Turca. Completan el reparto Darren Jeffery, Jullianne Young y los españoles Eduardo Santamaría y Josep Ribot.
La carrera del libertino vertebra el Ciclo Stravinski del Real, que ofrecerá también dos funciones de El ruiseñor y Edipo Rey interpretados por Coro y Orquesta del Teatro Mariinski de San Petersburgo con dirección de Valery Gergiev (días 20 y 21 de enero), un concierto con música de cámara dedicado al compositor y siete funciones de la Historia del soldado integradas en el Proyecto Pedagógico del Real.
THE RAKE’S PROGRESS
La carrera del libertino
Igor Stravinski (1882-1971)
Ópera en tres actos
Libreto de Wystan Hugh Auden y Chester Kallman
Estrenada en el Teatro La Fenice de Venecia el 11 de septiembre de 1951
Nueva producción del Teatro Real en coproducción con el Théâtre de La Monnaie de Bruselas, la Opéra de Lyon,la San Francisco Opera y la Royal Opera House, Covent Garden, de Londres y en colaboración con Ex-Machina
The Rake’s Progress – Fotos Javier del Real
Antes de que se levante el telón escuchamos una breve fanfarria en el metal orquestada de forma sencilla.
Escena I
La ópera comienza en el jardín de la casa campestre de Trulove en una tarde primaveral. Su hija Anne y Tom Rakewell celebran su amor formando un dúo, que se convierte en trío con la llegada de Trulove, preocupado por la relación de su hija. En un recitativo secco, Trulove propone a Rakewell desempeñar un puesto en la contaduría de un amigo, pero el joven no acepta. A solas, Rakewell proclama airadamente en el recitativo y aria “Here I stand… Since it is not by merit” que no está hecho para una vida de trabajo penoso y formula el primero de sus cuatro deseos hablados: “Ojalá tuviera dinero”. Una figuración del clave introduce de improviso un extraño personaje llamado Nick Shadow, que le anuncia haber heredado una fortuna. En el cuarteto “I wished but once” todos reaccionan con gratitud ante la noticia. Shadow acepta trabajar para Rakewell y le insta a trasladarse a Londres. En el duettino “Farewell for now” los enamorados se despiden.
Rakewell pregunta a Shadow por su salario y éste responde acompañado por el tono sombrío del fagot que en un año y un día harán cuentas, y el joven sella su destino con un apretón de manos. Rakewell promete a Anne y a su padre que pronto los llevará con él a la ciudad en el arioso “Dear father Trulove” y se despide con el terzettino “Laughter and light”. Antes de que cambie la escena, Shadow se vuelve al público y proclama en tono demoníaco: “La CARRERA DE UN LIBERTINO aquí da inicio”.
Escena II
La escena se sitúa ahora en el burdel de Mother Goose en Londres; putas y pendencieros bailan, beben y se pelean mientras cantan bulliciosamente ‘“With air commanding”. Shadow y Mother Goose catequizan a Rakewell en la filosofía del placer, aunque éste se sobresalta cuando le piden que defina el amor. Se hace tarde y Rakewell quiere marcharse, pero Shadow lo impide retrasando el reloj y mostrándole que tiene el tiempo de su lado. Vuelven putas y pendencieros cantando escandalosamente “Soon dawn will glitter”. En un breve recitativo secco, Shadow presenta públicamente a Rakewell y le insta a cantar una canción como parte de su ritual iniciático. Rakewell canta entonces la cavatina “Love, too frequently betrayed” donde lamenta las traiciones cometidas contra el amor. Su sinceridad emociona a las putas que se lo disputan mientras cantan “How sad a song”, pero Mother Gosse hace valer su preeminencia de edad. Mientras se inicia el coro “The sun is brigh, the grass is green”, Mother Gosse se lleva a Rakewell con ella. La escena termina en un evocador diminuendo mientras Shadow advierte que cuando Rakewell deje de soñar morirá.
Escena III
Volvemos al jardín de la primera escena, pero esta vez durante una noche de otoño. Tras meses de espera, Anne no comprende el silencio de Rakewell y piensa en ir a buscarlo. En el aria “Quietly, night” invoca el apoyo de la noche y la guía de la luna, acompañada por cuerdas y fagot. Tras un momento de duda, toma la determinación de abandonar a su padre y marcharse a Londres, cantando con decisión la cabaletta “I go to him” con la que termina el acto.
Acto II
Escena I
Es por la mañana y vemos a Rakewell en su casa con aspecto hastiado. El joven expresa el tedio de la vida urbana en el aria “Vary the song” que sigue a la introducción orquestal.
Rakewell anhela la vida simple del campo y formula el segundo de sus cuatro deseos hablados: “Ojalá fuera feliz”. La figuración del clave introduce una nueva aparición de Shadow que le muestra un anuncio de Baba la Turca, una mujer barbuda que se exhibe en la Feria de St. Gilles. En una arioso acompañado con ímpetu por la cuerda, Shadow trata de convencerle para que se case con ella, y en el aria “In youth the panting slave pursues” le explica cómo la verdadera felicidad del hombre consiste en liberarse de las ataduras de la pasión y las limitaciones de la conciencia. Ambos se ríen a carcajadas y estrechan su mano, para terminar la escena compartiendo el duet-finale “My tale shall be told” donde Rakewell acepta con entusiasmo la propuesta y piensa que se hará famoso.
Escena II
La escena tiene lugar ahora en la calle frente a la casa de Tom. Durante una nostálgica introducción con un solo de trompeta vemos llegar a Anne; en el recitativo y arioso “How strange!… O heart, be stronger” trata de infundirse valor a la espera de una recompensa amorosa. Es sorprendida por un extraño grupo de personas y cree estar soñando. Llega Rakewell en un coche con Baba la Turca y Anne lo reconoce al salir; el joven se queda atónito al ver a su prometida y le confiesa en el duet “Anne!, here!” que la ciudad lo ha corrompido y que ya no es digno de ella. Les interrumpe Baba con impaciencia desde el coche y Rakewell reconoce a Anne que esa mujer es su esposa. La joven inicia con amargura el trio “Could it then have been known?” en donde ambos reflexionan sobre su relación frustrada, mientras Baba se muestra cada vez más impaciente y furiosa desde el coche. Anne se va y comienza el Finale, una grand sarabande camerística, que termina por implicar a toda la orquesta; Rakewell ayuda a Baba a salir del coche, atienden a la multitud y ella les concede el deseo de mostrarles su barba.
Escena III
Volvemos a la casa de Rakewell, ahora mucho más lujosa que antes; el joven está desayunando con su esposa. Baba parlotea sin parar en el aria “As I was saying” mientras Rakewell la mira disgustado. Ella trata de engatusarle con la canción a cappella “Come, sweet, come”, pero Rakewell se enfurece. Ella estalla y se queja con rabia del trato de su esposo en el aria “Scorned! Abused!”, pero éste consigue que se calle y se quede quieta. Rakewell se recuesta cansado y duerme, mientras Shadow entra tarareando y portando una “máquina fantástica y extravagante”. En una breve pantomima orquestal muestra al público cómo su funcionamiento tiene truco. Rakewell despierta y formula el tercero de sus deseos hablados: “Ojalá fuera cierto”.
Suena la figuración del clave y cuenta en una sucesión de recitativo-arioso-recitativo que ha soñado con una máquina que convierte las piedras en pan y piensa con ella erradicar el hambre y la miseria. Shadow le muestra la máquina con la que ha soñado; Rakewell la prueba y piensa que con ella podrá recuperar a Anne. En el duet “Thanks to this excelent device” los delirios de Rakewell se combinan con la burla de Shadow a su credulidad Para terminar el acto, Shadow le informa de las trámites para su comercialización y salen juntos sin Baba, pues según Rakewell se ha deshecho de ella.
Acto III
Escena I
En el mismo lugar de la escena anterior, pero ahora con aspecto sucio y descuidado. Estamos en una tarde primaveral y una multitud se reúne en casa de Rakewell para asistir a la subasta de sus bienes tras haberse arruinado, algo que subraya el inicio del coro con las palabras: “Ruin, Disaster, Shame”. Llega Anne en busca del joven pero nadie sabe decirle dónde está. Con la entrada de Sellem, un subastador, comienza la venta, que se realiza con un aria que combina un ritmo de vals con las interrupciones de las pujas del coro. El último objeto subastado resulta ser Baba que reacciona en el aria “Sold! Annoyed!” con la misma música y rabia del acto anterior. Fuera de escena se escuchan las voces de Rakewell y Shadow cantando a cappella “‘Old wives for sale!”. Vuelve Anne y Baba le dice en el duet “You love him” que Rakewell aún la quiere y le advierte contra Shadow. Vuelven a escucharse las voces de ambos fuera de escena y en el stretto-finale, “I go to him”, Anne se marcha llena de esperanza, mientras Baba recuerda a la multitud que es una estrella.
Escena II
Un cementerio en una noche sin estrellas. Introduce la escena un tortuoso y cromático preludio para cuarteto de cuerda, cuyo ambiente describe Rakewell en el inicio del duet “How dark and dreadful is this pace”. Shadow le dice que ha pasado un año y un día desde que se conocieron y revela su identidad y sus intenciones; ofrece al joven varias formas de suicidarse antes de medianoche para obtener su alma como pago. Comienzan a sonar las campanadas y Rakewell pide clemencia; Shadow las detiene y en un recitativo secco le propone un juego de cartas para recuperar su libertad: Rakewell deberá acertar tres cartas al azar. El juego se desarrolla en el duet final “Well, then” acompañado únicamente por un clave. Rakewell acierta la primera carta pensando en Anne (la reina de corazones), la caída de la pala le lleva a adivinar involuntariamente la segunda (el dos de espadas). Shadow trata de engañarle y cambia la última carta por la reina de corazones, pero Rakewell escucha la voz de Anne, formula su último deseo hablado, “nada más deseo”, esta vez precedido de la figuración del clave, confía ciegamente en el amor y vuelve a acertar. Shadow se hunde derrotado en la tumba destinada a Rakewell al sonar la duodécima campanada, no sin antes volverlo demente. La escena termina con un postludio para trompeta solista y un ritornellopara la madera que acompaña a Rakewell mientras canta “With roses crowned” creyendo ser Adonis.
Escena III
Rakewell está ahora recluido en un manicomio con otros locos. Los exhorta en un arioso para celebrar su boda con Venus, aunque ellos desconfían de sus palabras y terminan cantándole un burlesco minueto. Entra Anne con un celador y Rakewell piensa que es Venus. Cantan el duet “In a foolish dream”; Rakewell le pide perdón y Anne le dice que la bese. El joven demente se siente cansado y Anne le canta una bella canción de cuna acompañada por el coro de locos. Entra Trulove y pide a su hija que vuelvan a casa; Anne se despide de Rakewell y encuentra consuelo cantando un duettino con su padre. Rakewell se despierta e inicia el Finale preguntando en vano por Venus, se desespera al no encontrarla, siente cómo se le rompe el corazón y muere. La escena termina con el coro fúnebre “Mourn for Adonis”.
Epílogo
La ópera termina con un inesperado vodevil, frente al telón y con luz en la sala, que cantan Baba, Rakewell, Shadow, Trulove y Anne e incluye la supuesta moraleja de la obra: “Al que amar o pensar renuncia así,/ l gandul, al ocioso y holgazán / le adjudica y confía Lucifer / un pasatiempo”. Por Pablo L. Rodríguez – Teatro Real – Madrid

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