Guillermina Bravo, bailarina, coreógrafa y directora de ballet, fundadora del Ballet Nacional de México, fallece el miércoles 7 de noviembre en su casa de Querétaro cuando estaba a punto de cumplir 93 años.
“Decana de la danza en México”, “protagonista”, “sinónimo de la danza modernista”, “referente obligado del baile contemporáneo”. Todas estas expresiones sirven hoy para referirse a Guillermina Bravo, coreógrafa, fundadora y directora del Ballet Nacional de México.
Hasta el momento, las causas de su muerte no han trascendido. A ella se le atribuye la frase “la danza es mi vida, nada existe fuera de ella”, que encabeza este jueves el portal virtual del Consejo Nacional para las Artes y la Cultura.
Bravo cursó sus estudios en el Conservatorio Nacional de Música y en la Escuela Nacional de Danza, y a partir de 1940 participó en el Ballet de Bellas Artes. La coreógrafa nació el 13 de noviembre de 1920, en Chacaltianguis, Veracruz, y estudió danza con Waldeen von Falkenstein y danza folklórica en la Escuela Nacional de Danza.
En 1948 fundó el Ballet Nacional de México, más tarde Colegio Nacional de Danza Contemporánea, con sede en Querétaro.
Realizó más de 57 montajes y fue reconocida en numerosas ocasiones con premios como el José Limón, además de ser la primera mujer en recibir el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1979.
En 1993, en el marco del Festival de Danza en San Luis Potosí, se creó el Premio Guillermina Bravo.
Según recoge el diario La Jornada “su ilusión fue lograr la profesionalización de la disciplina en Querétaro, con la finalidad de hacerla más accesible y con mayores recursos”. Los problemas para la subsistencia de los organismos fue denunciada por la propia bailarina. Internet