Gran bolero supuso la incursión de Jesús Rubio en una pieza de mayor formato.
Esta coproducción inédita entre Teatros del Canal y Mercat de les Flors cuenta con 6 bailarines de Madrid y 6 de Barcelona.
Los Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid presentan Gran bolero, de Jesús Rubio Gamo, una alianza de coproducción de los Teatros del Canal y el Mercat de les Flors. La pieza podrá verse el próximo 12 de julio en la Sala Roja tras su estreno absoluto en los Teatros del Canal en abril de 2019 con todas las entradas agotadas.
Este espectáculo formaba parte de la programación de la temporada 2019/2020 y se vio aplazado a causa de la crisis del COVID-19. La asistencia del público estará regulada por una serie de medidas de seguridad e higiene, a través de un protocolo creado al efecto y que garantiza la seguridad, tanto del público como de sus trabajadores.

Ficha artística
País
España
Género
danza contemporánea
Idea, Dirección Artística y Coreografía
Jesús Rubio Gamo
Intérpretes
Alberto Alonso, Eva Alonso, Albert Barros, Agnès Balfegó, Natalia Fernandes, María Hernando, Joel Mesa, Iván Montardit, Clara Pampyn, Carlos Peñalver, Jose Ruiz, Paula Tato.
Música
Maurice Ravel y José Pablo Polo
Diseño de vestuario
Cecilia Molano
Confección
Naldi Fernandes
Diseño de iluminación
David Picazo
Asistencia de dirección
Alicia Cabrero
Coproducción
Mercat de les Flors y Teatros del Canal
Domingo 12 de julio a las 19:30hs | Sala Roja – Teatros del Canal
“Gran bolero es una gran oportunidad para recordar que un día decidimos confiar en que la danza y la música iban a salvarnos de todo lo demás”. Es la reflexión que se hace a sí mismo Jesús Rubio Gamo (Madrid, 1982) sobre su reinvención escénica de Bolero, que se inició como un dueto de 15 minutos bailado por Clara Pampyn y Alberto Alonso (hoy directores de Laimperfecta), y desemboca ahora magnificado en una pieza coral que reúne sobre la escena a doce bailarines. Pero más allá de la danza, esta producción supone una alianza inédita, que adquiere gran relevancia en estos tiempos y termina redimensionando y dando legitimidad a la reflexión profunda del coreógrafo.
Su rítmica hipnótica y repetitiva, con ese crescendo que termina en explosión, ha seducido a coreógrafos a lo largo de todo el siglo XX. Estrenada en 1928, Bolero, de Ravel, partitura pegadiza y subyugante, ha puesto a bailar a mucha gente. Quizá la versión más emblemática, por espectacular, sensual, sugerente y famosa, siga siendo la que montó Maurice Béjart en 1961 pero ello no resta valor a las nuevas y diferentes versiones que se han ido sucediendo desde entonces.
La carrera de Rubio Gamo ha ido en zigzag. Empezó con aspiraciones a ser patinador artístico y ha desembocado en coreógrafo. Entre medias, estudios no acabados de filosofía, entrenamientos en ballet y danza contemporánea, una licenciatura de Interpretación Gestual en la RESAD, escuela de arte dramático de Madrid, y un máster de coreografía en The Place, legendario centro londinense de danza.
Su trayectoria como coreógrafo ha estado marcada por una búsqueda. Al principio de orientación experimental (Anunciación; Lección de anatomía en helicóptero, El rapto de Europa) pasando por un período que parecía de reconciliación con la danza (Álvaro & Tania o su elegante solo Ahora que no somos demasiado viejos todavía) hasta llegar a este período de interés minimalista, en el que se inscribe Bolero, el trío femenino Danzas del Sur de Europa (Tanzen Sie mit uns!), realizado el año pasado tras una residencia en el Centro Danza Canal, y ahora este Gran Bolero, quizá la producción más ambiciosa de todas las realizadas hasta ahora y que, según relata, nació en medio de divagaciones.
“Todo comenzó hace tres años”, rememora. “Me estaba planteando algunas cosas y no sabía muy bien qué hacer, y un día me puse a escuchar el Bolero, de Ravel. El Bolero es como un impulso hacia adelante. Me subí. La música y la danza te salvan a menudo de la soledad. Primero hice un dúo de quince minutos. Ahora estamos aquí, con doce bailarines. Seis de Madrid y seis de Barcelona. Todos juntos. La danza hace que el cuerpo tenga esperanza. La música transforma el tiempo en algo mejor”.
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