Por María de la Vega
Esto quizás suene infantil o elemental pero creo que es lo más difícil de llegar; Picasso decía; “Que tardo 90 años en pintar como un niño”.
Es importante encontrar un equilibrio entre lo intuitivo y lo racional. Los dos son necesario en el momento de crear y montar una coreografía. Pero lo más importante es confiar en lo que uno siente. Aunque a veces no te acepten o no te entiendan. Vale la pena crear e intentarlo, expresando aquello que uno siente o desea.
Esta reflexión parte desde un lugar de preguntas constantes que resuenan en mi cabeza. Y seguramente se lo habrán planteado cualquier artista o persona que sienta la necesidad de crear y buscar una forma de canalizar y concretar ese impulso o idea en algo real.
¿Dónde nace la necesidad de crear? ¿Cuál es el impulso, la esencia que nos lleva a crear?
Cuando era chica bailaba frente al espejo, a Juan y María (mis únicos espectadores). En los cumpleaños armaba un escenario, en el living y aprovechaba la familia para bailarles de cualquier forma, sin penar muy bien lo que estabas haciendo, es decir, si estiraba o contraía el pie, si la espalda estaba derecha, sí la cabeza estaba alineada o sí combinaba la energía, el tiempo y el espacio, etc.
Simplemente bailaba como un juego más, y sentía la alegría de poder hacerlo frente a los demás.
Esta necesidad se fue academizando, estructurando por medio de escuelas de danza, en donde me veía al espejo y nunca reflejaba ese modelo que ellos transmitían. Esto iba entrando todos los días en mi cabeza y en mi cuerpo, (sin ser demasiado consciente de esto). Pero sabía que era necesario aprender la técnica para poder manejar mi cuerpo con mayor libertad, intentado seguir trabajando con mis limitaciones y posibilidades. Sabiendo los códigos de un escenario, para respetarlos o ignorarlos.
Ahora a los 30 años estoy intentado rescatar esa necesidad innata que sentía al bailar cuando era chica, pero siento que me es difícil buscar una autenticidad del movimiento. Intento limpiarme y borrar todos los años de estudio y poner mi cuerpo al servicio de la creación y la emoción (aunque siempre la técnica está presente y sea necesaria, como una herramienta).
Esto quizás suene infantil o elemental pero creo que es lo más difícil de llegar; Picasso decía; “Que tardo 90 años en pintar como un niño”. Es importante encontrar un equilibrio entre lo intuitivo y lo racional. Los dos son necesario en el momento de crear y montar una coreografía. Pero lo más importante es confiar en lo que uno siente. Aunque a veces no te acepten o no te entiendan.
Vale la pena crear e intentarlo, expresando aquello que uno siente o desea.
* María de la Vega. Docente -Bailarina- Coreógrafa – Profesora Nac. de Expresión Corporal Intérprete Nac. de Danza Contemporánea – Instructora de Yoga.
Fuente: www.luciernaga-clap.com.ar