Le Ballet du Grand Théâtre de Genève debuta en el Liceu del 3 al 7 de noviembre con uno de los títulos más versionados en el mundo de la danza, Romeo y Julieta. Inmortalizada por Shakespeare a finales del siglo XVI y compuesta por Prokófiev en 1938, la pieza que nos presenta la coreógrafa Joëlle Bouvier se estrenó con gran éxito en 2009 y llega ahora a Barcelona con la Orquesta Sinfónica del Liceu en directo dirigida por Manuel Coves.
Cuando Prokófiev presentó en Brno la versión en ballet de la historia de Shakespeare, se decía que era imposible de bailar debido a su complejidad rítmica. Con el tiempo, Romeo y Julieta se ha convertido en el ballet más representado del compositor. La versión que propone ahora la coreógrafa suiza se encuentra a medio camino entre la tradición y la modernidad, sin situarse en ningún momento preciso, sino planteando una puesta en escena y un vestuario atemporales, “ya que esta historia tiene lugar, ha tenido lugar y todavía tendrá lugar en todas partes”, asegura Bouvier. El tiempo también ha convertido a esta pieza en la versión musicalmente más famosa sobre la tragedia shakespeariana, que en esta ocasión interpretará la Orquesta del Liceu bajo la batuta de Manuel Coves, que precisamente debutó en el Liceu también con un ballet, Sorolla del Ballet Nacional de España en la temporada 2014/15.
20 bailarines darán vida a esta historia de amor “ahogada por el odio” entre dos clanes enemigos. Dos bandos rivales y despiadados que no tenían más razón para su enfrentamiento sangrante que la de pertenecer a dos familias distintas. Un argumento que ha ayudado a Bouvier a despertar en los bailarines aquello que ella siempre busca en una compañía, “encontrar estados anímicos, sensaciones, espíritu, que los bailarines muestren su alma”.
Se trata de la segunda colaboración de Joëlle Bouvier (junto con Tristán e Isolda) con Le Ballet du Grand Théâtre de Genève dirigido por Philippe Cohen, que desde que entró en 2003, ha llevado a la compañía a una revisión radical de su repertorio y su imagen basada en dos ideas: tradición y creación. Un ballet que puede enorgullecerse de haber hecho de trampolín para grandes coreógrafos que hoy en día son mundialmente conocidos, como Sidi Larbi Cherkaoui o Benjamin Millepied entre otros. Desde su nacimiento, esta compañía se ha preocupado por explorar la pluralidad estilística de la danza en el siglo XX, y ha invitado a trabajar a artistas reconocidos como George Balanchine (que fue su consejero artístico de 1970 a 1978), Mikhaïl Baryshnikov, Rudolf Nureyev, Jirí Kylián, Ohad Naharin, William Forsythe o Lucinda Childs. El Ballet du Grand Théâtre está formado por 22 bailarines de diversas nacionalidades, de formación clásica y capaces de interpretar tanto las coreografías neoclásicas como las contemporáneas. Cada temporada la compañía presenta dos nuevas creaciones además del repertorio, las giras y las actividades en las escuelas y atéliers coreográficos.
Joëlle Bouvier
La trayectoria de la coreógrafa suiza Joëlle Bouvier (Neuchâtel, 1959) comienza a despuntar en el contexto de la nueva danza de París de los años ochenta, momento en que creaba Terre Battue, con la que ganaba el primer premio del Certamen Internacional de Coreografía de Bagnolet. Era el inicio de la compañía L’Esquisse, que durante 20 años generó cerca de 20 piezas junto a Régis Obadia. Una vez establecida como freelance, a partir de 1998, llegarían conocidas coreografías como Fureurs (en el Festival Montpellier Danse), Dépêche-toi ! (en el Festival de Danza de Marsella) y Jeanne d’Arc o La Divine Comédie (en el Ballet de Lorraine) entre otras.
NdeP
Prensa – Departamento de Comunicación
Gran Teatre del Liceu