El exbailarín, profesor y fundador de la Escuela Cubana de Ballet, Fernando Alonso, falleció el sábado en La Habana a los noventa y ocho años de edad tras una vida dedicada a la danza en la isla, informó la televisión estatal.
La información no precisó las causas de la muerte de Alonso, cuyo funeral tendrá lugar desde la noche de este sábado y hasta el domingo en el vestíbulo del Teatro Nacional de Cuba, y posteriormente será enterrado en el cementerio Colón de La Habana.
El telediario cubano resaltó que Alonso fue «maestro de generaciones de bailarines» en Cuba y el mundo, y creador de lo que se conoce como «método o escuela cubana de ballet para la enseñanza del ballet clásico».
Nacido en La Habana el 27 de diciembre de 1914, Alonso estudió ballet con profesores como Mijaíl Mordking, Mijaíl Fokine y Alexánder Fedórov, y debutó en 1937 como bailarín en la Compañía Mordking Ballet. En los siguientes años fue contratado por el American Ballet Caravan, dirigido por George Balanchine; el American Ballet Theatre y el Ballet Ruso de MonteCarlo.
Casado entonces con la bailarina cubana Alicia Alonso, en 1948 fundó junto a ella y su hermano Alberto Alonso el entonces Ballet Alicia Alonso que luego se convertiría en el Ballet Nacional de Cuba (BNC), compañía que dirigió hasta 1975.
Alonso fue asimismo fundador y director de la Escuela Nacional de Ballet, a inicios de la década de los sesenta, y del Ballet de Camagüey, grupo que encabezó desde 1975 hasta 1992, cuando pasó a dirigir la Compañía Nacional de Danza de México.
Su biografía profesional incluye clases y ensayos en países como Rusia, Estados Unidos, Bulgaria, Argentina, Brasil, México, Uruguay, Venezuela, Colombia, Perú y China.
Su llegada al mundo de la danza, él mismo la explica así: “Regresaba de estudiar en el exterior cuando vi a mi hermano Alberto en la Sociedad Pro Arte Musical, donde tomaba clases. Era tan elegante y varonil que pensé: “Me encantaría bailar eso”. Alberto había sido contratado por el Ballet Ruso de Montecarlo y salió para París, y de allí a Cannes, a sumarse a la compañía. La idea de bailar y además viajar, conocer el mundo, me pareció formidable. También me gustaba mucho el ejercicio y me di cuenta de que el ballet combinaba lo musical con la fuerza física. El entrenamiento que tenía me facilitó aprender a bailar.»
En el año 2000 fue galardonado con el Premio Nacional de la Danza en Cuba y, entre otros reconocimientos, recibió en 2008 en el teatro Bolshói de Moscú el premio Benois de la dance, considerado el Óscar de la danza.