Ballet de la Ópera de París – La Fille mal gardée

Ballet de la Ópera de París   La Fille mal gardée | Danza Ballet 

 

Ballet de la Ópera de París   La Fille mal gardée | Danza Ballet“La Fille mal gardée” de nuevo…con una nueva étoile.

En la première de la temporada de “La Fille mal gardée” en el Palais Garnier, ayer 18 de junio fue nombrada étoile Myriam Ould-Braham, como ya ha publicado DanzaBallet, tras su interpretación de Lise, junto al danseur étoile Josua Hoffalt como Colas, el premier danseur Stéphane Phavorin como Mamá Simone y Simon Valastro como Alain.

Se impone, aun si deba ser conocido, recordar puntualmente que este en principio “ballet d’ action” (también, un epítome del ballet-pantomima) de Jean Dauberval se estrenó en Burdeos (cuyo público era menos aristocrático que el de París…) trece días antes de la toma de la Bastilla, en 1789. “El ballet más antiguo que se conserva en el repertorio”, ha conocido diversos avatares.

El Ballet de la Ópera de París baila (desde el 22 de junio de 2007), la versión de 1960 para el Royal Ballet de Londres, un “clásico” del ballet inglés. La partitura (en orquestación de John Lanchberry) es de Ferdinand Hérold, remitente a la puesta en escena de Jean-Pierre Aumer sobre la coreografía original de Jean Dauberval, para la Ópera de París en 1828.

Con permiso, traigo en la ocasión lo que escribí en la temporada en la Ópera previa (julio de 2009) a la actual:

“Pocos ballets ilustran como éste la evolución constante de la danza, y de un título en sí mismo. Ni la música es original –tampoco lo es la de Hertel, en la otra línea de la tradición de “La Fille…”-, ni la coreografía pudiera, en lo absoluto, ni siquiera parecerse a lo que fue en 1789. Del original, sólo permanecen el tíulo y el argumento”.

Preciso ahora que el título estrenado en el Gran Teatro de Burdeos en 1789 es “Le Ballet de la paille, ou il n’est qu’un pas du mal au bien”. En 1791, para su versión de Londres, Dauberval lo nombra “La Fille mal gardée”, un préstamo de una comedia de 1758.

En la publicación de la Ópera nacional de París, “En Scène” (mayo-julio 2012), la historiadora Sylvie Jacq-Mioche (quien enseña historia de la danza en la Escuela de danza de la Ópera), en un pertinente artículo titulado “Cuando la danza deviene vaudeville” (que es de lo que se trata en torno a “La Fille mal gardée”), subraya que Dauverbal reanuda con la simplicidad de las farsas de Molière. Una comedia grotesca, por ejemplo, como ”Les Meuniers” (de Jean-Baptiste Blache, en Montpellier, en 1787) o la propia “Fille”, se instalan en provincias y en los teatros de los bulevares de París; son “verdaderas gallinas de oro que aseguran éxito y taquilla en la Gaîté o en la Porte Saint-Martin, frecuentados por un público popular en el que una buena parte es de extracción rural, recientemente arribado del campo”. No es hasta 1828 que “La Fille…” puede entrar al fin a la Ópera.

Ashton decía a propósito de su versión que le debía a Tamara Karsavina, esa “diosa de la sabiduría”, muchas “indicaciones”, el “lazo” pues con los “grandes días del Mariinsky”, por lo cual cabe suponer que su “Fille” tendría tal conexión con la línea evolutiva rusa, a partir de que Charles Didelot montara “La Fille” en San Petersburgo en 1818, según Dauberval. Luego, Marius Petipa y Lev Ivanov trabajaron a su manera, retomando a Didelot pero también a la versión de Paul Taglioni para Berlín en 1864. Pero no: “Me aparté quizás, bastante lejos, de la idea que ella (Karsavina) tenía del ballet”, dijo el coreógrafo.

Ballet de la Ópera de París   La Fille mal gardée | Danza Ballet

Ballet de la Ópera de París – La Fille mal gardée
Sébastien Mathé/ Opéra national de Paris

Si bien Ashton se documentó en el original de Dauberval, su versión de “La Fille…” le pertenece, como mismo hicieron sus predecesores –precisa Jacq-Mioche-, en tal cadena de transmisión, adaptación y evolución, que no conocía la noción de derechos de autor.

Respecto del lugar común o la idea preconcebida de que el ballet, por haberse estrenado trece días antes de la toma de la Bastilla, está relacionado con la Revolución francesa (este tema merece un artículo aparte, que espero poder escribir), Jacq-Mioche aclara (en las notas al programa), que no es el caso: “Sus campesinos tienen maneras de grandes burgueses, incluso de aristócratas, y la intriga, muy convencional, no araña en nada al poder. La representación de actividades prosaicas, odiadas por las reglas del teatro clásico, hubiese podido eventualmente ser un problema, pero el drama burgués había ya tomado sus distancias con esta estética. (…) Al contrario, uno diría que el ballet habría sido aprobado por Marie-Antoinette, en razón de su elegancia cercana a los refinamientos de una campiña a lo Trianón”.

En esa anterior “Fille” en la Ópera de París que ví, antes de que se abriera el telón, se instaló un micrófono frente a la cortina roja. Brigitte Lefèvre, la directora de la danza, apareció para dedicarle la función a Pina Bausch, fallecida dos días antes, el 30 de junio de 2009. Esta vez, sin que se cerrara la cortina en los aplausos del final, otro micrófono se instaló sobre la escena: ¡es el signo de que alguien va a ser nombrado étoile! La respiración se detiene, por la emoción que se va a vivir.

Si bien “La Fille…” es un ballet en el que dominan los hombres (sea Colas, Alain o la propia Mamá Simone, que como es conocido interpreta un bailarín en travesti), Myriam Ould-Braham, más allá de que fue nombrada étoile tras el rol de Lise (lo que en definitiva es coyuntural), se impuso por su frescura, lo diáfano de su baile, esa “gracia y encanto” –que señalaba el director de la Ópera, Nicolas Joel, al nombrarla étoile- que la caracterizan. Es un hada que reconforta e ilumina. Esta bailarina excepcional se desliza en el mundo de antaño, hecho de sueños y delicadeza. Como ya me refería previamente en DanzaBallet, es una verdadera bailarina romántica, algo raro, tanto que uno debe restregarse los ojos para admitir que lo etéreo y descarnado de su baile es la realidad que se está presenciando, y no el producto de una ensoñación estética que se haya así idealizado.

Curiosamente, el Colas de esa anterior “Fille” que ví en 2009 fue Josua Hoffalt. Entonces era sujet (en la jerarquía de la Ópera de París, anterior a premier danseur). Escribí entonces que había sido una revelación para mí. Ahora Hoffalt, ya danseur étoile, se afirmó más teatralmente, con un dominio pleno, sin contar su pujanza técnica, siempre asombrosa en sus saltos mullidos pero poderosos y elevados, cerrados sauts de basque, o piruetas à la seconde que particularmente disfruto.

La afinación de la pareja que conforman ambos es elocuente. Hay una notable alquimia entre ellos. El romanticismo lánguido de Ould-Braham se aviene con la prestancia noble de Hoffalt.

En la versión de Ashton, Alain debe ser tan cómico o risible como “trágico”, en el sentido de que pierde a “su” Lise. Tendría que hacernos reír y llorar al mismo tiempo… La interpretación de Simon Valastro se alínea en lo instaurado así por Alexander Grant, el creador del rol. Nos conmueve y apela a la compasión, pero también se ríe con sus tonterías. La escena del final –agregada por Ashton-, en la que Alain regresa a la casa de Mamá Simone, es la que más define esa tensión entre piedad y comicidad. Cuando todos se han marchado y Alain irrumpe por la ventana, el corazón se encoje de pena…hasta que vemos que ha regresado para recuperar su dichosa sombrilla roja que ha olvidado.

Y una mención especial para la Mamá Simone de Stéphane Phavorin. Irresistible en sus gags, su pantomima, en el baile de los zuecos, el juego teatral de Phavorin es considerable. Muchas veces, quien otorga el tono del espectáculo es él. Lo mejor es, sin embargo, que nunca roza a la parodia, que es la espada de Damocles en la interpretación de Mamá Simone, y no hace concesiones.

“La Fille mal gardée” se extenderá en el Palais Garnier hasta el 15 de julio. Myriam Ould-Braham bailará nuevamente el rol de Lise el 21 y el 25 de junio, asi como el 3, el 11 y el 14 de julio.

Ballet de la Ópera de París   La Fille mal gardée | Danza Ballet

Myriam Ould-Braham, Ballet de la Ópera de París – La Fille mal gardée
Sébastien Mathé/ Opéra national de Paris 

Ballet de la Ópera de París   La Fille mal gardée | Danza Ballet

Josua Hoffalt , Ballet de la Ópera de París – La Fille mal gardée
Agathe Poupeney/ Opéra national de Paris

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