BORIS EIFMAN PRESENTA POR PRIMERA VEZ EN EL LICEU SU OBRA MAESTRA ‘ANNA KARENINA’
La compañía de ballet de San Petersburgo hará 5 únicas funciones de este emocionante drama de la danza basado en el clásico de Lev Tolstoy.
La música de Chaikovski será interpretada por la Orquesta Sinfónica del Liceu bajo la batuta del maestro surafricano Conrad van Alphen.
Eifman Ballet debuta en el Gran Teatre del Liceu del 20 al 23 de diciembre con uno de los dramas más emocionantes de la danza y basado en el clásico de Lev Tolstoy Anna Karenina. Considerada la obra maestra de Boris Eifman, esta pieza con música de Piotr Ílich Chaikovski será interpretada en directo por la Orquesta Sinfónica del Liceu y dirigida por Conrad van Alphen.
La primera representación del ballet fue en 2005 y confirmó una vez más la reputación de Boris Eifman como el coreógrafo más destacado de su país. Desde entonces ha llenado los teatros de toda Europa y América cosechando buenas críticas u el aplauso del público, y convirtiéndose en uno de los más estimulantes ballets contemporáneos de raíces eminentemente clásicas, gracias a la sabia interacción entre coreografía y música. Una selección musical que incluye una gran variedad de obras de Chaikovski como la Serenata para cuerdas en Do Mayor, las Suites núm. 1 y 3, Souvenir d’un Lien Cher, la Sinfonía núm. 6 y núm. 2, Hamlet y Romeo y Julieta entre muchas otras.
36 bailarines llevarán a escena esta historia que gira en torno al triángulo amoroso formado por Anna-Karenin-Vronski y que nos acerca a las vicisitudes de una mujer absorbida y destrozada por la pasión, dispuesta a sacrificarlo todo. En palabras del propio Eifman, el drama de esta mujer renacida se expresa mediante la plasticidad del cuerpo en una pieza que habla del presente y no del pasado, de las emociones actuales y de los claros paralelismos con la realidad contemporánea.
Ballet Eifman de San Petersburgo
Actualmente Boris Eifman es uno de los coreógrafos vivos de más sólida trayectoria entre los creadores rusos, con más de 40 títulos a lo largo de su trayectoria. Creó su compañía en 1977 en San Petersburgo, concebida y desarrollada como un laboratorio experimental. Sus primeras actuaciones generaron reacciones entusiastas por parte del público, y ciertas reservas por parte de los defensores del ballet tradicional que no se mostraron abiertos al aceptar la autoridad del entonces joven coreógrafo. A finales de los 70 y principios de los 80, Eifman crea su propio repertorio. Así el coreógrafo y su compañía exploran nuevos géneros. En este sentido, Eifman crea actuaciones con una característica que la define: patrones coreográficos sorprendentemente nítidos, destinados a expresar las pasiones ardientes de los roles principales de los ballets. La compañía, formada por bailarines ganadores de concursos y premios otorgados, entre otros, por el Gobierno de Rusia, se distingue por su brillante técnica, su dedicación única y su gran inteligencia en el escenario.