Ballet Serenade. Tchaikovsky y Balanchine: un maravilloso binomio.

Ballet Serenade. Tchaikovsky y Balanchine: un maravilloso binomio. | Danza Ballet 

Por Célida Villalón para © Danza Ballet (2013).

Igual que sucedió hace una centuria, dos colosos han sido reunidos por sus predecesores, para ofrecer varios días de funciones del New York City Ballet (NYCB).

Me estoy refiriendo al compositor Peter Ilyitch Tchaikovsky y a George Balanchine, coreógrafo. En aquella lejana época, Tchaikovsky se uniría al coreógrafo Marius Petipa. ¿Qué mejor que la unión actual con el moderno Balanchine puede pedirse?

La primera semana de la temporada invernal, que durará dos meses, aparecieron tres de las mejores obras clásicas de ambos colosos. En la que asistí pude ver “Serenade” (1934), “Mozartiana”(1981, y “Tchaikovsky Piano Concerto No. 2” (1941-1964) ; esta última, no detenida en ninguno de los movimientos que la componen musicalmente, tuvo esa noche una magnífica interpretación al piano por parte de Susan Walters.

“Serenade” fue el primer trabajo coreográfico que Balanchine ejecutaría con bailarines estadounidenses, todos miembros de su recién formada School of American Ballet (Escuela de Ballet Americana). Balanchine había recientemente arribado a este país, gracias a la fortuna de su amigo Lincoln Kirstein, e inmediatamente comenzó a trabajar. El resultado no pudo ser más prometedor.

Ballet Serenade. Tchaikovsky y Balanchine: un maravilloso binomio. | Danza Ballet
Sara Mearns en «Serenade»
Paul Kolnik, cortesia de NYCB

La belleza de la obra no ha podido ser sobrepasada, tanto en la coreografía como en la Serenata para Cuerdas del ruso Tchaikovsky que la inspira, música suave y romántica que me atrevo a decir, tampoco ha podido ser sobrepasada.

El comienzo no pudo ser más prometedor. Esta nueva unión, a través de los años, continuaría ofreciendo maravillas en la danza, como esta “Serenade” que abriría la noche . Cuando el telón se descorre, aparece el nutrido coro femenino con un brazo en alto, como si quisiera detener lo que se acerca. Pronto comienzan a ejecutar el primer paso que se enseña en una clase: el sencillo tendú. Si se leen las notas al programa, el lector comprenderá que el coreógrafo integró a la obra lo que sucede en una clase, así como sus accidentes, cuando una bailarina cae al suelo, en este caso, voluntariamente.

La obra fue revisada por Balanchine después de su estreno y según sus propias palabras, “cambió el orden de la partitura de Tchaikovsky, finalizada ahora con la triste “Elegía”, que antecedida por “Vals” y “Baile Ruso. De los intérpretes solistas, no se puede dejar de notar la presencia de Susan Mearns. ¿Qué la hace diferente a las demás? Que baila con cierto ardor que no aparece en las otras. Mearns, además, posee la magnífica técnica necesaria para interpretar correctamente las difíciles coreografías del maestro.

Según la escuela de Balanchine, lo importante es la limpieza en los pasos y la velocidad con que son interpretados. Parece ser mejor dejar los sentimientos en casa, evitando de esa manera que aparezcan en la escena, melodramas.

Ballet Serenade. Tchaikovsky y Balanchine: un maravilloso binomio. | Danza Ballet
Sterling Hyltin y Chase Finlay en «Mozartiana»
Paul Kolnik, cortesia de NYCB

“Mozartiana”, hecha dos años antes de la muerte del gran maestro, tiene un comienzo casi religioso con “Preghiera” (Plegaria), en la cual, además de la solista, vemos a cuatro bailarinas pequeñas que se comportan con gran profesionalidad, y luego son desdobladas en cuatro bailarinas adultas.

Sigue la Giga, interpretada con poca gracia por Anthony Huxley, y continúa con el Tema y Variación, a cargo de la pareja principal, Sterling Hyltin y Chase Finlay, con que finaliza la obra. Finlay está realizando todo lo que se esperaba de él. Siempre recuerda al dorado Apolo de la mitología griega por su colorido físico. Es, además, de buena estatura y sus movimientos poseen gran elegancia. No me cuesta trabajo repetir que estamos en presencia de quien, con el tiempo y muchas actuaciones, llegará a ser una gran figura de la danza.

Para terminar la noche, “Concierto de Piano No. 2 de Tchaikovsky” volvió a llenar el escenario de intérpretes de ambos sexos, junto a una pareja de solistas principales, a cargo de Teresa Reichlen y Tyler Angle, otra solista principal, interpretada por Ana Sophia Scheller y varios coriphées adicionales.

Reichlen es la perfecta bailarina al estilo Balanchine: piernas muy largas y flexibles y total falta de expresión en su cara. El role de Angle fue poder mover a su compañera con total efectividad. En una palabra, ser solamente “partenaire” o compañero.

Balanchine mostró el camino cuando dijo “la danza es mujer”, y todos los roles que consecuentemente creaba, fueron hechos para las bailarinas, sus musas eternas.

Ballet Serenade. Tchaikovsky y Balanchine: un maravilloso binomio. | Danza Ballet

 Teresa Reichlen y Tyler Angle en Concierto de Piano No. 2 de Chaikovski
Paul Kolnik, cortesia de NYCB

Célida Villalón para © Danza Ballet (2013)

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