Daphne, de Richard Strauss en el Gran Teatre del Liceu

Se estrena en el Liceu, en versión de concierto, una de las últimas óperas de Richard Strauss. La Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC) y el Coro del Gran Teatre del Liceu, bajo la dirección del titular de la formación orquestal, Pablo González, serán los responsables musicales, junto a un elenco de cantantes especializados en el repertorio germánico.

Estreno en el Liceu – En versión de concierto.

Domingo 10 de julio y martes 12 de julio, 2011.

Daphne, «tragedia bucólica» en un acto de Richard Strauss, con libreto de Joseph Gregor, fue estrenada en Dresde en 1938 bajo la dirección de Karl Böhm. Gregor se había inspirado en una pintura romántica de Théodore Chassériau, Apollon et Daphné, realizada hacia 1846, que se conserva en el Louvre i representa la ninfa de los árboles o dríada Dafne en el momento de transformarse en laurel, con el dios Apolo arrodillado ante ella abrazándola. El mito tiene su origen en las Metamorfosis de Ovidio. La primera versión de Gregor fue modificada, especialmente el final, por el propio Strauss con la ayuda de Stefan Zweig, que había colaborado ya con el compositor pero que el nazismo había prohibido.

La acción se sitúa en la Arcadia, a orillas del río Peneios, al pie del Olimpo, en época mitológica.

Acto único
En un valle al pie del Olimpo, unos pastores son invitados por Peneios a la fiesta de la vid en honor del dios Dionisos. Llega Daphne, joven y bella hija de Peneios, que se siente ajena y hostil a la fiesta y nos cuenta su amor por la luz del sol –traída por Apollo, el gran dios– que hace resplandecer la naturaleza y su temor a la noche. Mientras se abraza a un olivo, que la protege del temor que le inspiran los hombres, rudos y destructores.

El pastor Leukippos, compañero de juegos de su infancia, le recuerda cuando hacía sonar la flauta y lamenta su actual desprecio. La ninfa reconoce la fascinación por su música, no por él, y el pastor, airado, rompe la flauta en pedazos. Gaea, madre de Daphne, le reprocha su rechazo a la eclosión de los sentidos. Dos doncellas le traen telas y joyas para la fiesta, pero Daphne quiere permanecer con su sencillo vestido.

Las doncellas descubren a Leukippos afligido entre unas ramas y le proponen vestirsede mujer con los vestidos y joyas rechazados por Daphne y participar en la danza sagrada para acercarse a su amada.

Peneios invoca a Apollo y le invita al banquete; los pastores y Gaea lo consideran una especie de blasfemia, pero aparece entre resplandores el dios, vestido como un vaquero. Tranquiliza a los presentes y Peneios y Gaea encargan a Daphne que atienda al invitado. Apollo queda fascinado por la belleza y encanto de la joven. Daphne le lava las manos y lo cubre con un amplio manto azul. Adivina en él un ser misterioso y cuando el dios evoca el carro del sol y repite la primera invocación de Daphne antes de su llegada se siente totalmente identificada con él y se deja caer en su pecho. Pero la pasión de Apollo atemoriza finalmente a Daphne, que veía en el dios a un hermano, no a un amante.

Comienzan las danzas de las doncellas, entre ellas Leukip-pos disfrazado. Apollo reacciona con ira ante la danza del pastor vestido de mujer con Daphne; sus reproches indignan a los pastores y el dios los desafía, desencadenando una fuerte tormenta. Quedan solos Apollo, Daphne y Leukippos; el dios le acusa de haber querido robarle a su amada; el joven reclama su amor de siempre. Daphne se siente engañada por el antiguo compañero de juegos y por el recién llegado. Leukippos desafía con agresividad al forastero. Apollo les advierte de que los humanos no pueden soportar su realidad, pero Daphne insiste en conocer la verdad. Apollo se muestra con toda su gloria, Daphne queda turbada y reconoce en él al dios de la luz. El pastor maldice al dios y Apollo toma su arco, cayendo Leukippos fulminado por el rayo y el trueno de la poderosa divinidad. Daphne se inclina sobre Leukippos caído, que muere repitiéndole palabras de amor. El lamento de ella es conmovedor: se siente culpable de no haber sabido corresponder a su amor, de seguir al dios y no saber protegerlo.

Ante su dolor inocente, Apollo siente una gran compasión y se acusa ante los dioses del Olimpo de causar la muerte de unos humanos que poseían un corazón con mayor fuerza y luz que el de ellos mismos. Suplica a Zeus que le devuelva a la amada e inocente Daphne no en su condición humana, sino como un árbol perenne que pueda florecer y convertirse en un laurel divino. Apollo le arrancará unas ramas que formarán la corona de los héroes. Daphne queda inmovilizada y mientras se produce la metamorfosis canta el impresionante monólogo final. Material extraído del programa de mano,

Daphne
Música de Richard Strauss (1864-1945)
Bukolische Tragödie en un acto. Libreto de Joseph Gregor

Domingo 10 de julio a las 17:00h y martes 12 de julio a las 20:00h.
Estreno en el Liceu.