Recordamos a Baronova en su primer viaje a Cuba, en 1936, como una Aurora magistral, en “Las Bodas de Aurora” (Acto III de “La Bella Durmiente”), así como la inolvidable Pasión de “Les Presages”, de Massine. ¿Cómo no recordar también la belleza de su Port de Bras, en “Las Sílfides”, de Fokine? Otra nueva visita de Baronova a Cuba con los Ballets Russes, ocurriría en 1941, donde conflictos laborales de la compañía la detuvieron en Cuba por varias semanas. Su última visita a La Habana, en 1946, no fue tan exitosa como las anteriores, no obstante, los admiradores que había conquistado en las anteriores, se mantuvieron fieles, y nunca faltaron los aplausos, ni las buenas críticas.

No había transcurrido un mes completo de la noticia de su fallecimiento, cuando otra noticia nos golpearía el corazón hondamente. “La danza pierde a una líder vital y encantadora”, fue el título que aparecía en The Sydney Morning Herald, anunciando la muerte, en Australia, de Valrene Tweedie, conocida en los escenarios de la danza como Irina Lavrova. Hacer ahora un poco de historia es imprescindible. Valrene llegó a Cuba con el Ballets Russes del Cor. De Basil, en marzo de 1941, para ofrecer una temporada de ballet en el Teatro Auditórium. Conflictos laborales surgieron, y la compañía se dividió en dos campos: los que se declararon en huelga, pidiendo mejores salarios y condiciones de trabajo, y los que asumieron la responsabilidad de las presentaciones. Valrene estaba entre estos últimos y permanecería en Cuba por largos meses, hasta al fin conseguir el dinero del pasaje para marchar a los EE.UU.

De regreso a su tierra natal, Australia –- de donde había partido con el Ballets Russes cuando contaba solamente 14 años, al ser escogida por el Cor. De Basil para unirse a la compañía, en su primera gira australiana–, Valrene se entregaría en cuerpo y alma a la enseñanza, sirviendo de instructora en el Ballet Australiano, dirigiendo una escuela de ballet en Sydney, así como haciendo coreografías, y participando en jurados de competiciones de ballet.

Los comentarios sobre su labor profesoral en su país siempre han sido encomiásticos. “Es la maestra más musical que me he encontrado”, dijo de ella Athol Willoughby, profesor del método Cecchetti, radicado en Melbourne. David McAllister, director artístico del Ballet Australiano, al enterarse de su fallecimiento, comentaría lo siguiente (y traducimos): “Hemos perdido a una importante figura de nuestra comunidad de danza, y a una maravillosa, bella, y encantadora dama”
Los que tuvimos la suerte de conocerte, nunca te olvidaremos, querida Valrene.
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