Los museos Emil Nolde y Die Brücke, de arte expresionista alemán, intensifican cooperación.
Los museos de arte expresionista alemán, Emil Nolde y Die Brücke, cooperarán más estrechamente en el futuro para promover sus obras, declaró en una entrevista concedida a Danza Ballet en Berlín la historiadora de arte Christine Hopfengart, novel directora (desde agosto de este año) de la Fundación Ada y Emil Nolde, con sede central en Seebüll (norte de Alemania).
Hopfengart mantuvo recientemente una reunión con la directora del museo Die Brücke, de la capital alemana, Magdalena Möller, y ambas expertas acordaron fortalecer y coordinar la labor entre sus instituciones.
En 2013 se conmemorará el 75º aniversario de la muerte de uno de los fundadores del grupo artístico Die Brücke (Dresde 1905), el pintor y grabador Ernst Ludwig Kirchner (1880-1938), y con tal motivo se realizará una serie de actividades recordatorias.
Kirchner, así como Erich Heckel (1883-1970), Fritz Bleyl (1880-1966) y Karl Schmidt- Rottluff (1884-1976), todos autodidactas y estudiantes de arquitectura en aquel entonces, crearon este movimiento que, junto al de los fauvistas franceses (fundado en 1905 en Collioure/Francia), reunió a los primeros exponentes de la vanguardia histórica del arte del siglo XX.
El pintor y acuarelista Emil Nolde (1867-1956) adhirió al grupo en 1906 y otro tanto hicieron el suizo Cuno Amiet (1868-1961) y Max Pechstein (1881-1955), así como, años más tarde, Otto Mueller (1874-1930) y el francés de origen neerlandés Kees van Dongen (1877-1968), éste, además, fauvista.
Christine Hopfengart, de 57 años, originaria de Múnich (Baviera) y ex directora del Centro Paul Klee de Berna (Suiza), planea asimismo realizar en fecha aún a fijar una importante exposición con obras de Klee y Nolde, dos artistas que se admiraban y estimaban mutuamente, pese a sus diferentes formas de abordar temas similares.
Otro de los asuntos que seguramente merecerá una exposición monotemática será el del interés de Nolde por la danza, uno de los aspectos centrales en su pintura desde un comienzo. La danza expresionista, libre, natural y popular, despertaba su interés en mayor medida que el baile de salón o de sociedad.
En la dependencia de Berlín de la Fundación Nolde tiene lugar, con gran éxito de público, desde el 19 de octubre de 2012 al 14 de abril de 2013 una muestra titulada «La montaña llama – Emil Nolde y Suiza» que exhibe una interesante selección de óleos, acuarelas y dibujos realizados por Nolde bajo la impresión de su primera estancia en Suiza (1892-1897) que influiría decisivamente en su obra.
Esta es la entrevista que mantuvimos en la tarde del pasado jueves 6 de diciembre de 2012 con la directora de la Fundación Nolde, Christine Hopfengart, en su oficina de Berlín.

Juan Carlos Tellechea:
Usted viaja en estos meses regularmente entre la central de la fundación en Seebüll, muy al norte de Alemania, y Berlín…¿qué tal su nuevo trabajo, cómo se siente, qué planes tiene?
Christine Hopfengart:
Encuentro muy interesante este desplazamiento regular entre Seebüll y Berlín. Por un lado, se corresponde con la historia de Nolde que también viajaba entre aquella localidad y la capital alemana. Por otro, el pintor mantenía en estos lugares una vida completamente diferente y eso se refleja en su obra. En Seebüll mantenía un monólogo con la naturaleza, con el paisaje del entorno, y se encerraba en su taller. En Berlín sostenía contactos con otros artistas, mantenía diálogos con éstos y recibía estímulos, alimento para su obra. Esto lo veo casi como un símil con la estatuaria clásica griega: la pierna de apoyo en Seebüll, y la pierna libre o desapoyada en Berlín…
Juan Carlos Tellechea:
Entiendo que usted se propone rejuvenecer este museo, atraer a un público más joven a sus exposiciones y actividades…¿Qué ideas tiene al respecto, como piensa hacerlo?
Christine Hopfengart:
Un público joven puede verse atraído hacia nuestra institución, por un lado, si comparamos a Nolde en posición con artistas contemporáneos. Este es un camino, el más sencillo. El otro, y creo que esto es así particularmente en el caso de Berlín, y en general, es que aquí hay un público intelectualmente más crítico. Hay, naturalmente también un grupo de admiradores incondicionales, de fanáticos y coleccionistas de Nolde. Pero existe asimismo un público al que no le alcanza con que le sean mostradas sus obras y ver qué bonitas son, sino que desea conocer aspectos más profundos de su trabajo, de sus relaciones con otros artistas, e incluso quiere saber qué creadores de la actualidad tienen afinidades con él. Para los jóvenes también es importante que haya actividades especiales, como por ejemplo en los ámbitos de la música y la danza, no sólo disertaciones…
Juan Carlos Tellechea:
En la programación de la dependencia de la Fundación Nolde en Berlín veo que el próximo 16 de enero de 2013 la historiadora de arte Karin Schick (quien fuera comisaria de esta exposición, «La montaña llama…», en Davos/Suiza, muy cerca de Frauenkirch-Wildboden, donde falleció Ernst Ludwig Kirchner el 15 de junio de 1938), pronunciará una conferencia titulada «Mundos de las montañas – Nolde encuentra a Kirchner».
¿Piensa usted, por ejemplo, en la realización en algún futuro más o menos cercano de una exposición en la que dialoguen estos dos artistas expresionistas alemanes que sólo intercambiaban de forma epistolar, cuando Nolde se encontraba en Suiza, o piensa usted más bien en una muestra con obras de Nolde y Paul Klee (1879-1940) tal vez…?
Christine Hopfengart: (ríe y deja asomar a su rostro un gesto de sorpresa por la pregunta y de complicidad a la vez)
Juan Carlos Tellechea: oh…¿me he adelantado quizás a sus planes…? En realidad conocemos muy poco en detalle sobre los diálogos de Nolde con Kirchner, cuya personalidad era algo complicada, y con Klee (cuya vasta obra puede adscribirse tanto al expresionismo, como al constructivismo, al cubismo, al primitivismo y al surrealismo; profesor de la escuela artística y arquitectónica Bauhaus; y vinculado con el movimiento expresionista alemán Der Blaue Reiter, iniciado en Múnich en 1911-1912), con quien aparentemente se llevaba mucho mejor…
Christine Hopfengart: (ríe)
«A Kirchner tal vez no lo tomaría, porque ambos eran miembros de Die Brücke y, pese a ello, no tenían en realidad ninguna relación recíproca, sólo epistolar. Claro ambos eran expresionistas, pero tenían una fina diferenciación y la señora Schick los separó también en Davos, porque no había un diálogo entre ambos artistas.
El de Klee es un caso completamente distinto, porque Klee y Nolde eran, por un lado, artistas muy diferentes, pero se estimaban mucho mutuamente, no sólo en lo humano, sino también en lo artístico. Principalmente para Klee –quien era un artista que guardaba distancia, una persona muy irónica, que nunca dejaba de criticar a sus colegas, que siempre tenía algo que espetarles aún cuando los estimara, que siempre trataba de sobresalir mucho ante ellos– no había ningún otro artista al que alabara tanto y aceptara sin reparos como a Nolde.
Para el 60º aniversario de Nolde, en 1927, Klee escribió un texto en el que se expresaba tan reverentemente y con palabras tan positivas sobre él como jamás lo hizo con ningún otro artista coetáneo. Nolde estimaba también a Klee, creo que no con la misma devoción, si bien lo valoraba mucho, pero ambos veían que eran diametralmente diferentes.
Este es un aspecto que me interesa mucho, no el de buscar influjos, sino esa diferenciación, e intentar desde esa diversificación, desde ese antagonismo indagar sin embargo sobre las cosas que interesaban a ambos. La naturaleza, por ejemplo. Klee desde el punto de vista de las ciencias naturales, Nolde desde el ángulo de la experiencia emocional, esa admiración por la naturaleza y las plantas o por determinadas formas de paisaje.
No quiero entrar mucho en los detalles, pero hay muchos puntos de contacto temáticos, aunque sin embargo con muy diferentes soluciones para implementarlos artísticamente. Quiero mostrar por igual tanto esa proximidad biográfica y esa simpatía, como esa diferenciación dentro de esa temática similar y ese estilo análogo de captar el mundo.
Juan Carlos Tellechea:
¿Fecha de realización de esta exposición…no hay todavía?
Christine Hopfengart:
No. No puedo adelantarle nada. Me estoy ocupando del tema, pero hay que buscar una fecha…
Juan Carlos Tellechea:
Además habrá que conseguir en colecciones privadas o en museos las obras que más se presten para mostrar estos aspectos que usted quiere subrayar…
Christine Hopfengart:
Sí, así es, exactamente. En el caso de Klee la selección de obras que tocan temáticamente la obra de Nolde es muy precisa, hay cuadros que se prestan magníficamente para esta presentación y quiero mostrarlos.
Juan Carlos Tellechea:
¿Tiene usted contacto con la directora del Museo Die Brücke de Berlín, la señora Magdalena Möller?
Christine Hopfengart:
Sí, precisamente nos hemos encontrado anteayer (4 de diciembre)
Juan Carlos Tellechea:
Se lo pregunto, porque en los últimos dos años el Museo Die Brücke y su directora lamentablemente han reducido mucho el contacto con la prensa…ya no realizan las conferencias de prensa habituales que ofrecían cada vez que inauguraban una exposición…creo que ha habido cierta irritación entre esa entidad y la prensa local…en fin, no conozco de cerca los motivos…Pero me alegra mucho saber que hay contacto ya entre la Fundación Nolde y Die Brücke. ¿Ve usted ahora la posibilidad de una cooperación entre ambos museos?
Christine Hopfengart:
Sí. Hemos hablado de ello precisamente hace dos días, porque ambos museos se especializan en artistas de la misma generación, de la misma orientación del arte moderno, del expresionismo. Nos hemos encontrado y hemos dicho que en el futuro queremos cooperar con mucho gusto recíprocamente. Pienso que ambos museos son socios naturales para realizar actividades conjuntamente.
Juan Carlos Tellechea
Su antecesor en el cargo, el profesor Manfred Reuther, me comentaba tiempo atrás que Nolde era un gran admirador de Francisco de Goya (1746-1828). En el catálogo de una exposición que tuvo lugar aquí mismo sobre diversos viajes de Nolde, entre ellos uno a España en 1921, figuran unos comentarios de Nolde sobre Goya, tras visitar el Museo del Prado, en los que describe a este gran artista español como «un pintor singular que aborda con fuerza temas humanos y profundamente emocionales, describiendo lo elevado, lo profundo, lo horroroso, lo místico, lo grotesco y también lo noble».
«Sus fantásticas pinturas negras», decía Nolde, «muestran magníficamente el horror, y también sus grabados, así como sus pequeños dibujos en blanco y negro».
¿No sería interesante también realizar una exposición analizando este tema en algún futuro más o menos próximo?
Christine Hopfengart:
Goya fue a comienzos del siglo XX un referente, una figura de orientación para muchos artistas modernos. En aquel entonces se publicaba una nueva biografía, una monografía sobre Goya que leyeron muchos artistas, por ejemplo, Klee. Klee devoró ese libro. Goya influyó sobre muchos artistas, con la turbulenta realidad de su vida y de su obra, con ese aspecto visionario, el lado sombrío de la vida.
No tengo planes concretos…Pero en Nolde se puede encontrar, naturalmente, lo grotesco- visionario, aunque aquí debo decir que hay diversas fuentes. Otra fuente importante de lo grotesco es la de la mitología nórdica, la de las sagas nórdicas. Ahora que estoy en Seebüll (en el Estado federado de Schleswig-Holstein, cerca de la frontera con Dinamarca) experimento lo vívidas que son todavía hoy, con esas condiciones meteorológicas extremas, con enormes nubes, lo dramático; el viento que produce un sonido atemorizante, las nubes que forman figuras parecidas a gnomos o a gigantes que corren sobre el horizonte. Esto se refleja en el mundo de las leyendas y los mitos nórdicos y es algo que debe haber tenido influjo sobre Nolde, así como lo que halla en la naturaleza.
Juan Carlos Tellechea:
Goya lo grotesco…Nolde también lo grotesco con sus postales sobre las montañas suizas que vemos en esta exposición…
Christine Hopfengart:
Exactamente. Nolde ve rostros en la naturaleza, a través de una fantasía muy vívida y visionaria…Cuando uno observa las montañas, me pasó esto en el Oberland bernés (ndlr: la región más elevada del cantón de Berna), al momento de derretirse la nieve, al fin del invierno, pueden verse efectivamente contornos que parecen rostros sobre la superficie oscura que queda al descubierto en esas elevaciones…
Claro hay mucho más en ello que la simple visión de una vivencia en la naturaleza, que una fantasía; hay una línea de sensibilidad, de pensamiento artístico que en esa fantasía se encamina en dirección hacia lo grotesco. Goya, es allí seguramente un artista muy importante que ha preparado todo al más alto nivel y de forma intensa.
Goya, quien anticipa la pintura contemporánea y los variados movimientos de vanguardia que marcarían el siglo XX, fue una especie de padre de estos jóvenes artistas modernos que rompieron con la tradición; con la tradición directa del imperio, del impresionismo. Eran jóvenes que buscaban, pese a todo, a sus ancestros y padres para afirmarse: Vincent van Gogh (1853-1890), Johann Heinrich Füssli (1741-1825), quien también recreó temas fantásticos (con personajes como duendes, hadas, gnomos), o Goya; padres, abuelos y bisabuelos del modernismo.
Juan Carlos Tellechea:
Entonces no hay ideas concretas, pero usted piensa sobre el tema…?
Christine Hopfengart:
Sí, por cierto, y bastante.
Juan Carlos Tellechea:
Con respecto al interés por la danza que tuvo Nolde desde un comienzo ¿qué nos puede decir? Aquí hemos visto una exposición titulada «Nolde pinta a mujeres» en la que la danza ocupaba un segmento importante de la muestra. Por ejemplo, uno de los cuadros, titulado «Bailarinas entre candelas», inspirado, al parecer, en una histórica presentación del espectáculo «Dance de Feu» (1896) de la bailarina estadounidense Loïe Fuller (1862-1928) en el Folies Bergère de París, Nolde muestra en una escena dionisíaca su fascinación por la danza moderna…
Christine Hopfengart:
Sí. Nolde se interesaba, efectivamente, por la danza expresionista, libre, natural y popular, pero no tanto por el baile de salón o de sociedad. Mantuvo amistad con la bailarina Mary Wigman (1886- 1973), conocio a Gret Palucca (1902-1993) en Hellerau (hoy un distrito de Dresde) en las primeras décadas del siglo XX, así como al bailarín y coreógrafo húngaro Rudolph Laban (1879-1958), quien fundó (1913) en Ascona/Suiza un centro de formación (Monte Verità) y después se trasladó a Hellerau, siguiendo al compositor y pedagogo suizo Emile Jaques-Dalcroze, y que contribuyeron decisivamente al desarrollo de la danza expresionista moderna.
Vamos a ver en el futuro qué podemos hacer sobre el tema. Esta es una de las muchas posibilidades e ideas que tenemos por delante. Cuento con la labor de una joven científica que está preparando una tesis doctoral sobre estos aspectos.
No sólo sobre Loïe Fuller, porque ella pertenece más bien al modernismo del siglo XIX, pero sí sobre otras bailarinas más modernas y abstractas, como la famosa japonesa Sada Yacco o Sadayakko (1871-1946) (ndlr: que debutó en 1900 en la Exposición Universal de París, promovida por Loïe Fuller, y cuya presentación incluía la afamada danza «La Serpentin» de su mentora) y fue pintada (1901) por Pablo Picasso (1881-1973) (ndlr: en un cartel con motivo de la actuación de esta actriz y bailarina, educada como geisha, en el Théâtre de l’Athénée de París en 1901 y en Barcelona en 1902), o Mary Wigman o Gret Palucca, esa línea de Dresde, o innumerables bailarinas de cabaret de Berlín que danzaban desnudas o semidesnudas y que fueron inmortalizadas por Nolde en sus pinturas y dibujos, mostrándolas como bailarinas extásicas, apoyadas sobre las puntas de sus pies, en una postura casi ingrávida, etérea, ligera, suelta, tenue como la gasa o la niebla.
Hay una orientación muy amplia en los últimos años en la investigación sobre la danza que nos interesa mucho y que cubre ese campo de la cultura, el de los bailarines solistas que era el que más le interesaba a Nolde, y no tanto el baile de salón o de sociedad.
Juan Carlos Tellechea:
Muchas gracias por sus declaraciones.
