«Estudiar el instrumento es algo eterno; dirigir me ayuda mucho como ser humano» Leonidas Kavakos
El violinista y director de orquesta griego Leonidas Kavakos (Atenas, 1967) comenzó su formación musical a los cinco años (su padre y su abuelo, éste originario de Epiro, noroeste de Grecia, con una fantástica riqueza en la música popular, tocaban ambos el violín) y los continuó en el Conservatorio de Atenas con Stelios Kafantaris.
Una beca de la Fundación Alexander Onassis, le permitió proseguir estudios avanzados de técnica en la Universidad de Indiana (Estados Unidos) con Josef Gingold (discípulo de Vladimir Graffman y Eugène Ysaÿe). Su talento comenzó a ser conocido internacionalmente cuando ganó el Concurso Sibelius en 1985 y el Paganini en 1988. Desde entonces trabaja con las más renombradas orquestas mundiales, entre ellas la Filarmónica de Berlín, la Gewandhausorchester de Leipzig, la London Symphony Orchestra, la Orquesta de Filadelfia, la Concertgebouworkest de Amsterdam. En esta segunda parte de la entrevista que concedió Kavakos a Danza Ballet el pasado 21 de septiembre de 2012 abordamos algunos otros aspectos de su amplia labor…
Juan Carlos Tellechea:
En lo que concierne a tu técnica…¿sigues todavía estudiando, pese a que has alcanzado un nivel sobresaliente?
Leonidas Kavakos:
Sí, por supuesto. Tienes que estudiar siempre. Sobre todo, el estudio del instrumento es eterno. No paras nunca, porque la técnica es utilizada para la expresión y cuando creces como artista necesitas encontrar vías para expresarte. Por lo tanto la técnica cambia o evoluciona, digamos. Esto para mí es un aspecto muy dificil, un desafío muy grande, porque muchas veces tengo que tocar una pieza por muchos años y recuerdo que al principio tocarla era, técnicamente, mucho más facil para mí que ahora. Entonces me pregunto sorprendido: ¿por qué, qué ha ocurrido? Por supuesto, como tengo experiencia trabajo sobre ello, lo realizo, pero no porque trate de hacer algo extraordinario. Cuando tenía 3 años de edad no me daba cuenta, no era consciente de ello. Pero ese algo extraordinario necesita diferentes tipos de técnicas y métodos y esto hace que sea muy dificil…es como reestudiar, no solamente recordar, sino reestudiar…
Juan Carlos Tellechea:
Ayer (20 de septiembre), por ejemplo, en el concierto de cámara junto con miembros de la Orquesta Filarmónica de Berlín interpretaste una combinación interesante: el Septeto de Ígor Stravinski y el Septeto de Beethoven…
Leonidas Kavakos:
Sí, me gustan esas combinaciones, me parecen muy afortunadas. Stravinski tiene humor, ironía, humor sarcástico. Beethoven tiene asimismo mucho humor, también sarcástico muchas veces. Pero la cosa es que en el Septeto, una obra temprana, el humor es un poco más juvenil, más puro, más inocente, digamos, no es igual al de las últimas obras.
Pero estilísticamente, este tipo de combinación de la frescura es siempre muy bueno, porque la música de Stravinski siempre es fresca. La música de Stravinski está como comprimida en una botella de champán que cuando la abres: ¡pum!!! Tiene enorme habilidad para escribir grandes motivos musicales, muy emocionantes, y sus armonizaciones y orquestaciones son geniales.
En Beethoven hallamos también emociones, tenemos la misma pureza, pero igualmente pureza en la forma. Y la combinación de ambos es para mí muy, muy fascinante. En las últimas piezas (tríos o cuartetos) de Beethoven los contrastes son más grandes (sus inmensos crescendos y sus pianos súbitos), porque es más emotivo, debido a sus problemas personales, su sordera, su vida, sus luchas para componer, y se reflejan en su música.
El estilo de Stravinski es también sarcástico, pero Beethoven en cambio es sarcástico consigo mismo en sus composiciones, con sus problemas. Los acentos bruscos, los acentos repetidos, su insistencia sólo los encontramos en Beethoven; no los encontramos ni en (Wolfgang Amadeus) Mozart ni en (Joseph) Haydn ni en (Johannes) Brahms; sólo en Beethoven.
Las diferentes dinámicas y los acentos son concebidos en una vía muy diferente y siento también que interpretar a Beethoven, tratando de suavizar estas cosas, no está bien. Para mí Beethoven representa la contienda, la agonía de la vida. Es uno de los compositores más humanos que ha escrito música sublime.
Imagínate un compositor que no puede oír, es como un violinista que no tiene dedos. ¿Cómo haces para tocar? Un compositor que no puede oír y tiene que orquestar, que desarrollar dinámicas eso significa que tuvo que realizar otro trabajo mental y esto representa una contienda increíble, un combate increíble consigo mismo. Esto es para mí el punto más característico y fuerte en su música que no puede ser abordado de forma suave.
Con Stravinski tú tienes acentos divertidos, ribetes divertidos, pero sólo humor, porque por su genial talento y su frescura le era muy facil componer. Si quería cambiar una nota podía dar marcha atrás y reescribir todo de nuevo. Cuando escuchas su música no tienes nunca la impresión de que se debate en una contienda. En Beethoven, en cambio, siempre es así. Por supuesto, en su última sonata para piano también hay momentos fantásticos de melodías y cantos, pero el concepto total de su música es impresionante…
Por eso es posible también combinar muy bien obras de Beethoven con las de (Dmitri) Shostakóvich (en un concierto). Beethoven tenía una contienda consigo mismo y Shostakóvich con el sistema (comunista de la entonces Unión Soviética) para escribir su música…están muy cerca. Pero con Stravinski hay un contraste…El Septeto de Stravinski con el último movimiento, Guige, y con el segundo, Passacaglia, parecen muy clásicos, pero cuando los escuchas suenan muy modernos, incluso hoy, es grandioso…
Juan Carlos Tellechea:
¿Es bueno para tí dirigir orquestas, por qué?
Leonidas Kavakos:
Porque, primero, el repertorio es diferente, es nuevo para mí, el espectro es más amplio. Cuando era niño siempre anhelaba dirigir orquestas, no tocar el violín. Segundo, cuando diriges una orquesta juega el factor psicológico. Me gusta estar ante un grupo de 100 músicos, al que tienes que conducir hasta que se conviertan en una sola voz; porque son seres humanos, no son máquinas decorativas de conciertos, que tienen que creer también en lo que haces. Y esa es la gran diferencia de tocar como solista. Como solista tú tocas tu pieza, te sientes feliz cuando tocas bien o te sientes frustrado cuando tocas mal. Pero, bueno, así ha salido todo. Sin embargo, cuando diriges no puedes tocar, no puedes alcanzar nunca tu sonido al 100%, dependes siempre de tus músicos.
Juan Carlos Tellechea:
A los que transmites tus sentimientos…
Leonidas Kavakos:
Por supuesto, un buen director debe lograr su propio sonido con una orquesta. No podemos compararlo con el que logras con un instrumento, ese sonido nunca es el mismo que logras personalmente cuando tocas el violín o el piano o cantas, porque son tus propios dedos o tus cuerdas vocales los que actúan. Pero por otra parte, el factor psicológico, la orquestación, la tonalidad en una sinfonía me parecen fascinantes para una orquesta: quién toca más o menos fuerte, cómo puedes combinar, mezclar, equilibrar, acotar todo esto. Es algo fantástico dirigir una orquesta, me convierte en una persona diferente, como músico y como ser humano. Para mí es como una extensión en mi vida que, pienso, me ayuda mucho como ser humano. Esa es la razón por la que comencé lentamente a dirigir hace diez años. No quiero ir rápido. Me gusta ir a velocidad normal, tomarme tiempo. Me gusta el play no el fast forward (ríe). Sin tiempo nada es posible. Uno no puede forzar al tiempo. Uno no puede luchar y ganar contra el tiempo. El tiempo es el gran maestro para todo.
Juan Carlos Tellechea:
¡Cronos!!!
Leonidas Kavakos:
¡Cronos!!! ¡Exactamente, absolutamente de acuerdo, eso es!!! (ríe)
Juan Carlos Tellechea:
Muchas gracias por tus declaraciones.
Entrevista con Leonidas Kavakos – 1era parte
©2012 Danza Ballet
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