Eonnagata, una pieza de danza teatro concebido por el director Robert Lepage junto a el coreógrafo Russell Maliphant y la bailarina Sylvie Guillem.
Una obra rara y fascinante donde sus protagonistas Lepage, Guillem y Maliphant detallan durante 1 hora y 20, y de manera lineal y perfecta, una historia transgresora y extraña.
Concebida sobre el tema de la ambivalencia sexual sobre un caballero a quien no terminó de generar incertidumbre hasta los últimos días de su vida sobre la especulación y curiosidad de saber si fue realmente un hombre o una mujer.
El Chevalier d’Eon, el curioso personaje de la historia, era escritor, espadachín y diplomático y fue un espía que formo parte de la organización de espionaje del Rey Louis XV. En 1766 fue enviado a Londres para llevar a cabo tareas de espionaje en Inglaterra. Por este motivo vivió parte de su vida entre Francia y Londres, parte como hombre y otra como mujer. Algunos le llamaban Mademoiselle de Beaumont y otros Chevalier d’Éon. Se supone que fue uno de los primeros en utilizar el travestismo para ocultar su identidad y de esta manera cumplir sus fines como espía.
Cuando Luis XV murió, Luis XVI hizo negociaciones con D´eon ya que poseía valiosa información sobre Inglaterra con la condición de que el Rey mantuviera la pensión a D´eon. A cambio, éste no podía volver a Francia siendo un hombre sino que debía seguir vistiendo de mujer y haciendo cosas de mujeres. A la muerte de D´eon se confirmó que realmente era un hombre.
Todos estos datos biográficos tan interesantes como conflictivos formaron una obra audaz y moderna.
Eonnagata seguramente habrá decepcionado a los que esperaban ver a una Sylvie Guillem bailando pura y duramente durante toda o gran parte del espectáculo, o suponían un producto mas dancístico y menos teatral. Como declaró Maliphant «Eonnagata no es pura danza y tampoco es puro teatro»; en sus propios términos, es una realización fascinante inventada sobre una hermosa estética con una brillante escenografía como base y efectos teatrales de exquisito buen gusto.
El director y actor canadiense Lepage dijo haber sentido un acercamiento especial hacia Chevalier d’Eon cuando descubrió, veinte años atrás, su «lado más oculto». Fue a través de una biografía diferente sobre su personalidad que ponía de relieve su retraído carácter y también su «sexualidad solitaria». El sentimiento de acercamiento y empatía ante su sufrimiento facilito el camino.
La obra llena al público por el extraordinario nivel con el que en cada momento se va desarrollando en el escenario y por la extraordinaria interpretación que realizan sus tres protagonistas. De una gran belleza poética visual con series de danzas de solos, dúos y tríos muy bien elaborados, donde intervienen elementos que las hacen muy cautivantes y diferentes.
Eonnagata es una ambiciosa producción que combina palabras, música y artes marciales. Con una compleja coreografía que recae en una inmejorable Guillem, madura y escultural a los 44 años. Con una visible y elegante formación clásica, llena de gestos y movimientos elegantes, y ágil como una gacela, la obra marca una etapa crucial en su inteligente misión de reinventarse a sí misma como bailarina. Vuelve a demostrar que tiene sus años con viento a favor, que su carrera va mucho más allá de las zapatillas de punta y que es mucho más que la danza clásica. La introducción de elementos del Kabuki japonés en su baile brinda misterio y la convierten en una artista cautivadora y altamente versátil.
La complejidad de la naturaleza humana, la lucha entre la cabeza y el corazón son temas centrales y recurrentes. Junto a la inclusión de pensamientos del personaje en el relato de los interpretes la hacen más rica y sugerente ya que a medida que transcurre el tiempo la obra evoluciona y se observa un proceso de elaborados cuadros.
Los tres artistas explorar diferentes aspectos de la sexualidad humana a través de alusiones y referencias sobre la vida del Chevalier d’Eon creando un collage sobre su vida.
Un cuarto protagonista de peso es el talentoso modisto Alexander McQueen quien nutre de un exquisito vestuario toda la obra. Invitado y admirado por la propia Guillem como un alto representante de la «elegancia, el refinamiento y el talento «, McQueen había rechazado extraordinarias ofertas de trabajo ofrecidas anteriormente desde el mundo del teatro, incluso desde la misma Ópera de París. Ni bien recibo la invitación de la diva para unirse al proyecto acepto inmediatamente.
Al indagar en la memoria del caballero de vida extravagante y sobre todo al ver la posibilidad de vestir a Guillem, sirvieron como punto de partida para una colaboración extraordinaria y un trabajo de alta calidad con el principal objetivo de vestir a los protagonistas con un vestuario rico y apto para su libre y ágil actuación. Los trajes de McQueen, en Eonnagata, evocan reminiscencias mágicas y sitúan la figura humana en la frontera de lo andrógino
La fascinación de Lepage por el Chevalier d’Eon ha llevado a crear una bella y misteriosa realización.
Una curiosa mezcla de estilos y actuaciones donde espadas, palos de aikido, espejos, abanicos y un amplio collage de la música desde Bach hasta taiko crean una excelente producción y muestran una actual obra de arte moderno.
