Fueron dos meses de danza clásica al más alto nivel, los que el American Ballet Theatre ofreciera, de mayo a julio, en el Met. La última semana, como todas las anteriores, fue dedicada a una obra de largo metraje: Esta vez sería “Romeo y Julieta”, conocida obra coreográfica de Kenneth MacMillan, sobre la partitura de Prokofieff, en el que aparecerían seis repartos diferentes durante la semana.
Cornejo ya ha establecido entre los mejores su reputación como un depurado clasicista, quien también puede dominar el virtuosismo a sus anchas. Aún le quedaba probar que puede actuar con capacidad y naturalidad, y el trágico rol shakesperiano, le ofrecería esa oportunidad, con felices resultados.
Hubo muchas distintas facetas en su regia interpretación, yendo desde la camaradería con sus amigos, Mercucio, y Benvolio – Carlos López y Daniil Simkin – hasta el apasionado amor por Julieta, que lleva la obra a su trágico final.
De la Julieta de Reyes diremos que tiene juventud, y una ligereza especial que se hace muy real desde el momento en que aparece en escena, como una adolescente que aún juega con muñecas. Sin embargo, su despertar al amor es mesurado, y va en aumento cuando se encuentra con Romeo en la bella escena del balcón, que da lugar al conocido y gustado Pas de Deux. Nunca se perciben fallos ni titubeos en las intervenciones de esta “cubanita”, como algunos de sus coterráneos la llaman. Cualquier rol que Reyes desempeñe, lleva siempre un sello especial de diafanidad y elegancia.

Herman Cornejo, un Romeo extraordinario – Foto de Gene Schiavone, cortesía del ABT.
Por supuesto que el Corps de Ballet se debe adjudicar gran parte del éxito de la temporada. Su responsabilidad en cada función es ineludible, ya que en fin de cuentas, es la espina dorsal de la compañía.

Romeo y Julieta, en la interpretación de Herman Cornejo y Xiomara Reyes.
Foto de Gene Schiavone, cortesía del ABT.
en Danza Ballet
Ballet Sylvia por el American Ballet Theatre
© 2009 Danza Ballet
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