Velada del Sábado Santo, este 23 de abril de 2011, en la gran sala auditorio de la Filarmónica de Berlín con un singular programa alusivo a la cuestión de la vida y la muerte. No se trata aquí solo de seguir la tradición occidental e interpretar una obra sobre la Pasión de Jesucristo, sino de hacer referencia también a los destinos individuales de los compositores de las obras con connotaciones religiosas aquí presentadas.
La Deutsche Symphonie Orchester (DSO) con Kent Nagano como director invitado ejecuta esta tarde, víspera del Domingo de Resurreción, «Ekklesiastische Aktion» para dos lectores, bajo y orquesta, compuesta en 1970 por Bernd Alois Zimmermann, cinco días antes de suicidarse, a los 52 años; y la «Sinfonía nro. 9, en re menor», con solo tres movimientos, la última de Anton Bruckner, fallecido en 1896, a los 72, antes de poder concluirla.
El tema de este concierto es entonces el de la frontera crítica entre la vida y la muerte, no sólo la que confrontó la figura evangélica que invoca el cristianismo para la redención de la Humanidad, sino la que arrostraron asimismo estos dos creadores, despidiéndose así del mundo con sus piezas musicales.
«Me dí vuelta y ví en todo la injusticia que / ocurría bajo el sol», afirma el famoso actor alemán Ulrich Matthes al comenzar la lectura de los textos del Antiguo Testamento (Salomón, 4) y de Fiodor Dostoievski («Los hermanos Karamasov»), seleccionados y combinados por Zimmermann, que el bajobarítono Matthias Goerne repite subrayando frase a frase, mientras los metales de la orquesta (algunos distribuídos en la sala) enfatizan aún más su contenido con sus intervenciones solísticas.
«Oh, pasarán todavía siglos en / los que las extravagancias de la razón, su / ciencia y su canibalismo dominarán…porque ellos, que comenzaron a construir su torre babilónica sin nosotros, terminarán / en la antropofagia», afirma el actor Thomas Thieme al leer los fragmentos de Dostoievski, mientras la percusión reafirma la contundencia de estas casi apocalípticas reflexiones.
«Me dí vuelta y ví la fatuidad bajo el / sol», vuelve a subrayar Matthes, con los metales y la percusión de la DSO, plasmando excelentemente estos pensamientos de Salomón, «el predicador» o «el congregador», como se denominaba a sí mismo, reunidos en el Libro (sapiencial) del Eclesiastés («ecclesía», según la Septuaginta griega, por congregación, asamblea). El Eclesiastés se cuestiona cómo afrontar la vida, en la que nada, nada es absolutamente seguro excepto la muerte.
De ahí que Zimmermann denomine «Acción del Eclesiastés» a su pieza, para situarla en un género musical que no encaja en ninguno de los conocidos, porque no es ni sinfonía ni cantata ni ópera ni oratorio, pero se basa en aquellas prédicas bíblicas, utilizando su mismo tono, con versos muy medidos, centelleantes, aunque no hiperbólicos.
Tras el intervalo, la orquesta acomete la sinfonía inconclusa de Bruckner, cuyos vientos y cuerdas suenan muy ceremoniosos en el primer movimiento («Feierlich.Misterioso»), van desarrollando in crescendo sus tres temas principales con fluidez, hasta llegar con gran energía y vigor a una intensidad monumental, de ensoñación, impresionante.
En el «Scherzo. Bewegt, lebhaft – Trio. Schnell», la Deutsche Symphonie Orchester sigue subrayando esa monumentalidad con contudencia, aunque de forma vivaz, vibrante, fluida, interpretando una música que parece adelantarse ya entonces mucho a su tiempo, si tenemos en cuenta que Bruckner comenzó a esbozar esta sinfonía en 1887.
Reflexivo y profundo es el «Adagio. Langsam, feierlich», que va creciendo asimismo en su enormidad, pero tendiendo a la vez un puente romántico hacia el final, muy suave con las cuerdas, hasta que la música desaparece casi imperceptiblemente, en esta obra dedicada por el compositor nada menos que «a la mayor gloria de Dios».
Muchos aplausos y ovaciones coronaron esta velada, la última de Kent Nagano (por ahora) en este ciclo de tres conciertos al frente de la DSO con obras de Bruckner, tras la cual el público se fue impactado todavía por la fibra, la solidez de la poderosa obra de Zimmermann.
Berlín, 23/04/2011
Gran sala auditorio de la Filarmónica de Berlín.
Ulrich Matthes (lector). Thomas Thieme (lector). Matthias Goerne (bajobarítono).
Deutsche Symphonie Orchester Berlin. Director invitado Kent Nagano. «Ich wandte mich und sah an alles Unrecht, das geschah unter der Sonne», Ekklesiastische Aktion para dos lectores, bajo solista y orquesta, de Bernd Alois Zimmermann (1918-1970). «Sinfonía nro. 9 en re menor», de Anton Bruckner (1824-1896).
100% del aforo.
Kent Nagano – Credit Nicolas Rue
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