Máximas medidas de seguridad en esta lluviosa tarde del miércoles 13 de abril en la Filarmónica de Berlín. Un amplio e inusitado despliegue de policías uniformados en el exterior del edificio y agentes de paisano mezclados con el público y el personal de librea en su interior.
El piso frente al podio de la gran sala auditorio está preciosamente ornamentado con gerberas rojas. La primea fila del sector B (platea alta) oficia de palco esta vez y ramas secas de abedul extendidas horizontalmente y cubiertas de flores multicolores adornan la parte central de su balaustrada.
La velada con la Koninklijk Concertgebouworkest de Amsterdam, dirigida por Mariss Jansons, es ofrecida por la reina Beatriz de Holanda para agradecer la hospitalidad que le brindan los alemanes durante su visita de Estado de tres días, invitada por el presidente federal de Alemania Christian Wulff.
Todas las miradas se dirigen con curiosidad hacia la soberana cuando ingresa al auditorio precedida por un solemne toque de fanfarria. La acompañan el príncipe heredero Willem-Alexander y la princesa Máxima. La reina lleva un elegante atuendo de noche con motivos en tonos rosas y pedrería, y su nuera un vaporoso vestido de muselina de seda, sin tirantes y chal a juego, en verde petróleo.
Mariss Jansons
El concierto es transmitido en directo y gratuitamente a través de la página de Internet de la Filarmónica de Berlín (www.berliner-philharmoniker.de).
Tras la ejecución de los himnos nacionales de Alemania y los Países Bajos, escuchados de pie por los más de 2.400 espectadores presentes, sube al podio la solista Janine Jansen. De inmediato comienza con gran fluidez («Allegro molto appassionato») su vibrante interpretación del «Concierto para violín en mi menor» de Felix Mendelssohn-Bartholdy, acompañada con excelente ajuste por la orquesta. No en balde es considerada la mejor agrupación musical del mundo, junto con la Filarmónica de Berlín.
El fagotista (uruguayo Gustavo Nuñez) mantiene brillantemente el si del acorde final del primer movimiento que da paso al «Andante», con pasajes más circunspectos, reflexivos, melancólicos, profundos y una serena conclusión, antes de pasar (de nuevo sin pausas) al «Allegretto non troppo – Allegro molto vivace». Jansen logra con su virtuosismo y entrega una agradable atmósfera de intimidad que deja ensimismados a los espectadores. Ovaciones.
No hay interludio y Mariss Jansons salta nuevamente al podio para dirigir la «Sinfonía nro. 4 en mi menor» de Johannes Brahms con un perfecto trabajo de las cuerdas en el «Allegro non troppo», así como de las trompas y las maderas en el «Andante moderato».
Sigue una interpretación chispeante, vibrante de la Concertgebouw del «Allegro giocoso – Poco menos presto – Tempo primo», con destacadas intervenciones solísticas de la flauta (la galesa Emily Beynon), y en el emocionante «Allegro energico e passionato – Piú allegro» del oboísta (el ruso Alexei Ogrintchouk). Todo ejecutado con mucho ajuste, refinamiento y claridad, sin excesos ni concesiones.
Las aclamaciones no se hicieron esperar ni un instante. Fueron merecidas y prolongadas. La soberana, su hijo y su nuera se sumaron a los aplausos del público y se les veía sumamente felices con la presentación de la orquesta estandarte de los Países Bajos, su célebre director y la internacionalmente aclamada violinista holandesa.
El vídeo del concierto puede ser visto dentro de algunos días en la plataforma de la Filarmónica de Berlín: www.digital-concert-hall.com
Berlín, 13/04/2011
Gran sala auditorio de la Filarmónica de Berlín.
Janine Jansen (violín).
Koninklijk Concertgebouworkest Amsterdam.
Director Mariss Jansons.
«Concierto para violín en mi menor», op. 64, de Felix Mendelssohn Bartholdy (1809-1847). «Sinfonía nro. 4 en mi menor», op. 98, de Johannes Brahms (1833-1897).
100% del aforo.
Koninklijk Concertgebouworkest de Amsterdam
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