Margot Fonteyn

Nacionalidad: Cubana
Ocupación: Crítica de ballet.
Se radicó en Nueva York desde 1959 y escribe en en diversos medios.
Uno de sus trabajos se publicó en la International Encyclopedia of Dance (Oxford University Press, New York, 1996).
PIE DE PÁGINA PARA LA HISTORIA
La trascendental noticia sobre la difunta bailarina Margot Fonteyn, que desde ayer invade la prensa escrita y la cibernética, ha traído recuerdos a mi memoria, que desde hace muchos años habían desaparecido, o estaban simplemente perdidos.
En el mes de septiembre de 1957, con motivo de la visita del Royal Ballet de Londres a Nueva York, decidí viajar hacia esta ciudad – sería mi primera visita – con el propósito de asistir a alguna de las funciones de la compañía. Una vez en ella, pude ponerme en contacto telefónico con la bailarina, para ratificarle las expectativas que su próximo viaje había despertado entre los cubanos, amantes del ballet. Nuestra conversación fue agradable y amistosa, y la Fonteyn nos confirmó su interés en su próxima visita a La Habana.
Unas escasas semanas antes de la anunciada fecha de la función, la Junta Directiva de Pro-Arte recibió del agente de la bailarina, una inesperada cancelación del contrato por “motivos de salud”. Hubo la consecuente preocupación, pero con el profesionalismo y diligencia que no le eran ajenos al grupo de damas que dirigía la organización, fue posible conseguir en sustitución una estrella no menos famosa y experta: Alicia Markova, a quien acompañaría Michael Maule, bailarín de reconocida fama internacional.
Las funciones tuvieron lugar en febrero 8 y 10 de 1958, con beneplácito de los espectadores, especialmente de la prensa especializada. No obstante, siempre persistió en la mente de los que teníamos asociación directa con la asociación, que Fonteyn había cancelado su contrato como adhesión al movimiento revolucionario de Fidel Castro, que en aquel momento preciso libraba sus mayores batallas guerrilleras en la Sierra Maestra.
El descubrimiento actual de los incidentes en que aparece envuelta la bailarina inglesa, parece de alguna manera ratificar los pensamientos que en una era muy lejana ocuparon mi mente, y la de varios otros que ya pasaron a mejor vida.
Queden estas notas, si algún valor tienen, como un apéndice más para la historia.

Margot Fonteyn – Revista Sociedad Pro-Arte Musical,1957 – Cuba
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