La música puede reducir la tensión arterial y aliviar las depresiones, según un estudio clínico que se realiza actualmente en el Centro de Ortopedia en el balneario termal de Bad Füssing (Baja Baviera, sur de Alemania, próximo a la frontera con Austria), donde se investiga cómo disminuir el consumo de analgésicos y acotar el riesgo de sufrir estados de desánimo.
Los dolores fuertes, principalmente crónicos, como los de espalda y articulaciones, pueden desatar estados depresivos. Diariamente constatan los médicos estos cuadros cuando tratan a enfermos con estas afecciones.
«Los pacientes que presentan sendos cuadros, depresiones y dolores de espalda, enfrentan un riesgo tres veces mayor de verse afectados por las dos dolencias a la vez», afirma el profesor Dr. Wolfgang Beyer, director del Centro Ortopédico de Bad Füssing. Por esta razón la clínica explora actualmente nuevas vías para liberar a estas personas de depresiones causadas por dolores: con el desarrollo de una «terapia musical para pacientes con dolores crónicos».
Cincuenta pacientes son tratados actualmente con este nuevo concepto terapéutico. La cifra será incrementada próximamente en hasta 90 enfermos. La mitad de ellos (grupo testigo participa en el estudio bajo los métodos clásicos de rehabilitación, mientras que el segundo grupo recibe terapia con «medicina musical». El tratamiento dura tres semanas. El estudio, en el que participa también la clínica Roseneckklinik, de la localidad de Prien, junto al lago Chiemsee (alta Baviera), fue iniciado a comienzos de 2012 y se extenderá hasta finales de 2013.
Hasta ahora el tratamiento con «música bajo receta médica» se ha evidenciado como efectivo y exento de efectos secundarios. El concepto fue desarrollado en la Universidad Paracelsus de Salzburgo (Austria), donde también se han compuesto las piezas musicales utilizadas para la terapia. Los científicos han comprobado que el efecto de la terapia musical va más allá de la duración del tratamiento y es considerado como muy positivo también por los pacientes, porque no les exige ninguna actividad corporal extrema.
Los «medicamentos sonoros» actúan sobre el cerebro. Las piezas especialmente compuestas para esta terapia contienen intensas tonalidades de agudos y graves, una mezcla de voces de soprano, rumor de olas y sonidos de cuerdas. En lugar de comprimidos y tabletas los pacientes reciben auriculares y se les hace escuchar dos piezas de 30 minutos cada una por día, una por la mañana para iniciar la actividad y otra para relajarse acostados.
«Los intensos sonidos estimulan el oído y el cerebro y producen una irrigación hormonal que despeja el estado de ánimo», afirma Marcel Dietrich, del gabinete de investigación del Centro Ortopédico de Bad Füssing. Según los médicos y los terapeutas, los pacientes están muy entusiasmados: «todos los que comienzan la terapia permanecen en ella e informan de que sienten efectos notables», señala Dietrich. Un efecto secundario del experimento y que ahorra costos, tanto para los pacientes como para la clínica: la demanda de analgésicos desciende sensiblemente.
Direcciones de internet de las dos clínicas:
www.orthopaedie-fuessing.de
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