Patético homenaje de Neumeier-Ferri a la Duse

Patético homenaje de Neumeier Ferri a la Duse | Danza Ballet 

John Neumeier estrena mundialmente este domingo 6 de diciembre de 2015 su nueva coreografía “Duse”, consagrada a la memoria de la actriz italiana Eleonora Duse (Vigevano/Lombardía, 1858 –  Pittsburgh/Pennsylvania, 1924), una de las grandes figuras del teatro de su tiempo, junto a Sarah Bernhardt y Patrick Campbell.

El estilo de Duse, quien interpretaba caracteres femeninos atormentados, pero enérgicos, era sutil, más natural, menos acartonado y precursor del teatro moderno.

Patético homenaje de Neumeier Ferri a la Duse | Danza Ballet

Neumeier (Milwaukee/Wisconsin, 1924) ha honrado con sus coreografías, entre otras, a grandes figuras  trágicas femeninas, inspirándose tanto en la literatura como en la danza, e incluso ha hecho determinados papeles a la medida de algunas bailarinas (verbigracia, «La dama de las camelias», 1978, para Marcia  Haydée, entre otras).

En este caso el ballet ha sido exactamente cortado para Alessandra Ferri (Milán, 1963), ex primaballerina del Teatro alla Scala (1992 – 2005) y del American Ballet Theatre (1985 – 1992), quien fue la primera italiana en alcanzar el rango de «Première danseuse étoile» de la Opera de París (1992), donde trabajó  con Roland Petit.

El primer acto de la pieza (90 minutos) se divide en varias escenas: «En el cine», «Romeo y Julieta / La  guerra», «La admirada rival / La dama de las camelias», «El mundo de los grandes poetas», «Amistad  profunda», «Vacaciones en el frente / La dama de las camelias», «Gabriele D’Annunzio», «La muerte de  Luciano», «De nuevo de gira – La dama de las camelias, La Locandiera, La Gioconda, La mujer del mar», «La  última función». El segundo acto (30 minutos) se titula simplemente en «En otro mundo».

La historia comienza entonces en una sala cinematográfica. Eleonore Duse, la gran diva del siglo XIX, asiste a la proyección de su (único) filme «Cenere» («Ceniza») de 1916. Surgen las evocaciones y se entremezclan con las escenas de la cinta. Las butacas del cine y los diferentes decorados salen y entran  del escenario. Luciano, el amor de su juventud se transforma en Romeo y en el Armand de «La dama de las  camelias». Alexandr Trutsch viste el atuendo original del Romeo de Neumeier. El poeta Gabriele  D’Annunzio, encarnado excelentemente por Karen Azatyans, se arroja a sus pies. Mientras la seduce posa desnudo ante los fotógrafos de la prensa. En esa relación hay cálculo y voluptuosidad; una rosa roja  crece en su regazo en cámara lenta; ella se desliza de cabeza sobre sus hombros.

Sin embargo, la felcidad dura poco en esta vida. Tras consumar el acto D’Annunzio obsequia su rosa a la  otra diva de entonces Sarah Bernhardt (rival de la Duse). Eleonora acude al lecho de enfermo de su amado Luciano. El cae primero sobre ella, después en los brazos de un amigo…y fallece. Sus rosas blancas son  las flores de la muerte.

Con Arrigo Boito, el amante paternal, Eleonora comparte los anteojos y aprende a conocer sus libros. Karsten Jung interpreta aquí en atuendo negro al sereno Boito. La Duse recorre el mundo en diferentes  papeles estelares, pero el éxito no le trae la dicha que busca. Al final Duse-Ferri se acuclilla bajo un  paraguas y muere (de pulmonía). Sus amantes cargan su ataúd en el cortejo fúnebre; paralelamente vemos en  una película cómo es embarcado y transportado el catafalco en el transatlántico «Duilio» hasta el puerto  de Nápoles, y el sepelio en Asolo (Véneto) donde descansan sus restos.

Ferri encarna a Duse en estas fantasías coreográficas de Neumeier, plenas de asociaciones dramáticas, prestándole enorme fuerza con su personalidad. Su delicada figura, a menudo inclinada o reclinada con unción, pocas veces en puntas de pie, con las piernas bien abiertas, pero pensativa, con los dedos de sus manos sobre su boca; así, con gran pasión y entrega, describe Alessandra a Eleonora, una actriz mucho más convincente por la expresión de sus emociones que no por una cuidada y deliberada pose, como las demás  divas de su época.

Al igual que lo hiciera con sus anteriores ballets biográficos sobre «Nijinski» (2000) o «Purgatorio»  (2011), sobre Alma Mahler, el coreógrafo estadounidense apunta, mediante la descripción de la figura  histórica y la mención de las célebres relaciones que tuvo la actriz, hacia una lectura en la que D’Annunzio era el seductor por antonomasia. Esta versión es apoyada por los movimientos expresionistas, no clásicos, que desarrolla Ferri mientras la música de Benjamin Britten («Sinfonia de requiem») describe  el miedo, la tristeza y la melancolía de Duse a comienzos del siglo XX.

Alejada ya desde hace años del habitual trajín de una primaballerina en una compañía de ballet, Ferri puede «estirar» con calma por varios segundos sus movimientos y allí radica el hechizo de esta obra. Ferri no baila, se desplaza sobre la escena (muy pocas veces en puntas de pie), es alzada en brazos por sus ex amantes y admiradores, es transportada en andas, incluso cuidando de que sus pies no toquen el  suelo…en una palabra, la obra fue confeccionada a medida por John Neumeier para el estado físico actual  de Alessandra Ferri.

Tratar de mitificar a la Duse como si hubiera sido una divinidad alejada de este mundo es una desmesura. La actriz fue un ser humano y como todo ser humano cometía errores en la estructuración y desarrollo de  su propia vida. Devocionarios marianos de este tipo debería reservarlos Neumeier, tal vez, para una  representación de figuras religiosas sagradas.

El segundo acto de «Duse», con música de Arvo Pärt («Fratres»), se lo podría haber ahorrado el  coreógrafo…no le agrega nada a la primera parte, ya de por si mística, tenebrosa y patética por demás.  Los verdaderos bailarines de la obra son los restantes integrantes del elenco…todos, sin excepción,  están fantásticos, hicieron un trabajo sobresaliente, resultado a la vista de un muy esmerado, cuidadoso,  detallista, escrupuloso, metódico, minucioso entrenamiento. Los fuertes aplausos al término de la función se mezclaron con algunos abucheos, bien merecidos.

Hamburgo 06/12/2015 – Teatro de la Staatsoper de Hamburgo
Hamburg Ballett John Neumeier
«Duse», de John Neumeier, fantasías  coreográficas en dos partes sobre Eleonora Duse, con música de Benjamin Britten y Arvo Pärt. Coreografía,  escenografía (utilizando un decorado diseñado por Charles Edwards), iluminación y vestuario John  Neumeier. Intérpretes: Alessandra Ferri (Eleonora Duse), Alexandr Trusch, Jacopo Bellussi, Hélène  Bouchet, Marc Jubete, Moritz Schulz, Priscilla Tselikova, Xue Lin, Emilie Mazon. Thomas Stuhrmann,  Marcelino Libao, Aljoscha Lenz, Braulio Álvarez, Dale Rhodes, Sara Coffield, Graeme Fuhrmann, Yaiza Coll,  Nicolas Gläsmann, Ekaterina Mamrenko, Luca Andrea Tessarini, Yun-Su Park, Matias Oberlin, Georgina Hills,  Leeroy Boone, Greta Jörgens, Sasha Riva, Karen Azatyan, Konstantin Tselikov, Aleix Martínez, Christopher  Evans, Emanuel Amuchástegui, Florian Pohl, Eliot Worrell, Lizhong Wang, Lennart Radtke, Luca Andrea  Tessarini, Silvia Azzoni, Carsten Jung, Anna Laudere y Maria Tilibtsev. Orquesta Filarmónica de Hamburgo.  Solistas: Konradin Seitzer (violín), Ondrej Rudcenko (piano). Director Simon Hewett. 100% del aforo.

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