Tristan e Isolda. Entrevista al videoartista Bill Viola

UNA ICONOGRAFÍA EN MOVIMIENTO

Bill Viola

“La herida es el lugar por el cual la luz te penetra» Rumi

Tristan und Isolde de Richard Wagner es la historia de un amor tan poderoso y profundo, que rompe todas las fronteras físicas de los amantes. Para alcanzar el apogeo de este amor, Tristan e Isolde tienen que ir más allá de la propia vida. Este es el tema: la naturaleza espiritual del amor humano. La naturaleza espiritual del amor humano es un tema muy antiguo, cuyas raíces van mucho más allá de los orígenes medievales específicos de una leyenda celta, para remontarse a las tradiciones tántricas hinduistas y budistas y que se ocultan profundamente en el subconsciente de la cultura occidental. El primero que me sugirió esta relación con fuentes orientales fue Peter Sellars y es una cuestión que me ha ocupado persistentemente. Ya me había fascinado muy pronto la obra de Wagner, que data del siglo XIX, y a ello cabe atribuir las huellas latentes de su magnético atractivo, así como la radical y, sin embargo, rica sencillez de la concepción.

En lo que concierne al método de trabajo, primero escuché varias versiones de la música y trabajé a partir del libreto, para hacer surgir la imagen de un mundo que fluye tanto hacia dentro como hacia fuera, mientras la acción dramática se desarrolla sobre la escena. Imágenes en movimiento live, en un ámbito que reside en algún lugar entre el imperativo temporal de la música y el anclaje material de la pintura, y que por tanto resultan adecuadas para unir las partes constitutivas prácticas de la escenografía con la dinámica viva de la representación. Desde el principio tuve claro que, con las imágenes no se trataba, para mí, de ilustrar el argumento. Más bien quería crear una iconografía que vive sobre el escenario en paralelo a la acción, a la manera de una sutil narración poética que transmite la dimensión oculta de nuestra vida interior.

Las imágenes están destinadas a actuar simbólicamente como explicaciones internas, para expresarlo en los términos de Seyyed Hosein Nasr, para “convertirse en reflejos de luz del mundo espiritual, en el espejo de lo material y transitorio”. Dibujan las huellas del movimiento de la conciencia humana, en un momento de máximo peligro y conmoción: la entrega a un amor absoluto que todo lo absorbe. El espectro de experiencias de este poder se extiende a toda la vida, desde el agitado e inocente batir del corazón de un adolescente que se enamora por primera vez, hasta la realización universal de un amor más elevado como principio universal y esencial de la existencia humana que se adquiere en la madurez a veces gracias a una visión fugaz, y que han descrito hasta los mínimos detalles los santos y místicos de todas las culturas y épocas históricas.

En los tres actos las imágenes contienen hilos que se entrecruzan y repiten, pero son distintos por lo que respecta a la reflexión sobre las diferentes etapas del camino que los amantes recorren hacia la liberación:

En el Acto I se presenta el tema de la Purificación, el acto universal de la preparación del individuo para el sacrificio y la muerte simbólicos, necesario para la transformación y renacimiento de uno mismo. Los amantes, al acordar mutuamente beber la pócima letal, se sumergen en el océano infinito de un mundo inmaterial invisible.

El Acto II alude al Despertar del cuerpo de la luz, a la liberación a través de la iluminación purificadora del amor, a la forma espiritual luminosa encerrada en la inercia oscura del cuerpo material. El tema aborda la penetración de la luz en el mundo.

Sin embargo, cuando el mundo exterior finalmente invade el éxtasis de su unión, una oscuridad temporal y material se abate y cae sobre los amantes, pues su liberación solo es posible a través del dolor de la separación y del sacrificio propio.

En el Acto III se presenta la Disolución de uno mismo, en las diferentes etapas de la agonía, el proceso delicado e insoportable propio del momento de la separación y desintegración de los elementos físicos, sensoriales y conceptuales de la conciencia. Nos sumergimos en la agonía y el delirio de la muerte y del dolor, repleta de visiones, sueños y revelaciones alucinantes que tienen lugar en la superficie de la mente de un espíritu moribundo. Cuando las llamas de la pasión y la fiebre finalmente consumen el ojo del espíritu, y el cuerpo del deseo nunca puede alcanzarse, la superficie donde se produce el reflejo se hace pedazos y se desmorona adoptando la forma de ondas de luz pura. Finalmente, a cada amante le llega el turno de ascender hasta desaparecer, en paz, en un reino que trasciende las polaridades de lo masculino y lo femenino, del nacimiento y de la muerte, de la luz y de la oscuridad, del principio y del final.

Tristan e Isolda. Entrevista al videoartista Bill Viola
Tristan e Isolda. Entrevista al videoartista Bill Viola

 

ENTREVISTA A BILL VIOLA

«La música te empuja a lo desconocido»

Bill Viola es uno de los videoartistas más singulares, pioneros e innovadores en este joven arte. Profundo conocedor de la historia de la pintura, lector atento de los místicos castellanos como Juan de Yepes o Teresa de Ávila, su aproximación al universo mitológico y simbólico de Tristan und Isolde, junto a la delicada puesta en escena de Peter Sellars, ha marcado un hito en la representación de este amor imposible con el que Wagner revolucionó la historia de la música.

[Revista del Real] El proceso creativo empleado para la puesta en escena de esta ópera fue un tanto inusual. Peter Sellars esperó a recibir el vídeo que usted realizó para adaptar la escena. Eso convierte el vídeo en la piedra angular de esta producción. ¿Siente que eso entraña una especial responsabilidad para usted?

[Bill Viola] Nunca se pensó que el vídeo fuera la piedra angular de la producción. Esa-Pekka Salonen, Peter Sellars y yo trabajábamos más o menos independientes uno de otro. Antes habíamos tenido algunas excelentes conversaciones sobre Wagner y Tristan y lo que pensábamos que podía ser el proyecto, pero hasta que cada uno de nosotros empezó a desarrollar su parte, la obra no se materializó. Esa-Pekka intentó proporcionarnos a mi compañera y colaboradora Kira y a mí alguna idea sobre la profundidad de la música; Peter Sellars llegó con una maleta de libros con varias referencias visuales, incluidas fotos de las deidades indias. Pero hasta que no nos contó el antiguo mito celta de Tristan y nos mostró algunas de las primeras imágenes representadas en los mosaicos de la abadía de Chertsey en la Inglaterra medieval, no tuve la sensación de hallar la vía para penetrar en la ópera a través de la historia. Mientras estábamos con la producción del vídeo, asumimos que Peter estaba trabajando en la puesta en escena y hasta mucho más tarde no comprendimos que, naturalmente, necesitaba ver el vídeo antes de poder dirigir a los cantantes; debían coexistir en este universo que nosotros habíamos creado. La dirección de Peter incluye también un trabajo con los cantantes hasta que estos adquieren una asombrosa profundidad emocional que no suele ser habitual en la puesta en escena de una ópera.

[RR] Usted ha trabajado con músicos y, en su juventud, también estudió música y tocó en un grupo de rock, pero antes nunca había creado para una ópera. ¿Cómo se ha sentido?

[BV] Penetrar en la ópera de Wagner fue una experiencia de inmersión completa, explorando su vasto potencial. Me sentí intimidado por una tarea tan imponente. Para poder compartir el mismo espacio con Richard Wagner, necesitaba dejar a un lado la música y centrarme en el libreto. Entonces pude crear un universo visual que reflejara el mundo interior de aquello que estaba ocurriendo en la escena. Dado que respondí a la ópera desde una actitud emocional e intuitiva, de algún modo, al final las imágenes se fusionaban con la música. En términos generales, siempre trabajo desde la emoción y la intuición, y a menudo no comprendo lo que estoy haciendo hasta que adquiere forma sobre el papel (habitualmente suelo escribirlo) o hago un dibujo. Es entonces cuando la obra empieza a revelarme sus misterios.

[RR] Se ha definido Tristan und Isolde como una ópera sobre el amor, el deseo y la muerte; la muerte como la única vía que tienen estos amantes de trágico destino para trascender sus ataduras terrenales y alcanzar lo sublime. Se dice que esta música es la más erótica que se ha compuesto nunca. Han pasado algunos años desde el estreno de su producción. ¿Han cambiado sus sentimientos desde entonces?

[BV] Nunca he sentido que la música fuera erótica. Es sublime, profunda, compleja, rica, perturbadora y arrolladora. La música de Wagner te lleva hasta el límite y te empuja hacia lo desconocido. Tras escuchar y ver muchas presentaciones de Tristan, mi apreciación sobre el genio de Wagner se ha hecho más y más profunda.

[RR] En su juventud exploró diferentes vías de la experiencia espiritual –el zen, el budismo, el sufismo islámico y el misticismo cristiano de San Juan de la Cruz. ¿Abordó Tristan und Isolde desde esta perspectiva?

[BV] Mis estudios y lecturas sobre estos diversos temas espirituales han sido la clave de mi inspiración. Cuando llevo a cabo una nueva obra, vuelco en ella todos mis conocimientos. Con Tristan, una ópera tan vasta, sentí como si estuviera condensando mi vida y mi trabajo completos en el espacio de cuatro horas de vídeo.

[RR] A lo largo del vídeo, uno siente como si pasara de un mundo físico a otro sobrenatural. En el primer acto, ambos protagonistas se preparan para iniciar un viaje espiritual. El agua y el fuego juegan un papel esencial y muy simbólico aunque abstracto, como ocurre en muchas de sus obras. Es como si el individuo se disolviera y fundiera con el cosmos para alcanzar la luz al otro lado, a través de un proceso de sufrimiento pero también de liberación.

[BV] Sí, desde el principio del primer acto está claro que Tristan e Isolde caminan hacia su última muerte, disolución y transformación, y en su preparación necesitan limpiarse y purificarse. Su gradual transformación adquiere la forma de una travesía desde el mundo físico a un ámbito espiritual, atravesando lo que parece ser la realidad, pero que de hecho es una ilusión. En el tercer acto, Isolde se aproxima con el fuego, pero cae en el agua, haciéndose añicos su propio reflejo y disolviéndose en una ardiente ola tras la caída. Poco después, Tristan asciende por una cascada invertida, también una ilusión. Empleamos dos equipos de actores para interpretar a Tristan e Isolde y los llamamos los “cuerpos terrenales” y los “cuerpos celestiales”. A menudo grabamos los cuerpos celestiales con lo que denomino la “cámara granulosa”, una cámara de vigilancia de infrarrojos en blanco y negro que, con poca luz, produce imágenes espectrales con las que representar la esfera espiritual.

[RR] A menudo hay referencias pictóricas en sus trabajos –en la exposición “The Passions” de 2003 algunas de estas obras se basaban en pinturas renacentistas– y muestran una pintura evocadora. Pero el vídeo resume el movimiento. ¿Se refiere con ello a la naturaleza temporal de las pinturas y el paso del tiempo?

[BV] Sí, siempre he sentido que las pinturas tienen movimiento y, sin duda, capturan el tiempo. Se pueden pasar dos minutos o dos horas ante una pintura (o cualquier otra obra de arte) y siempre cambiará.

Yo no intenté poner en movimiento una pintura. Cuando me siento inspirado por un cuadro o algo que he leído, eso resuena dentro de mí profundamente. Eso puede provocar una imagen en mi interior o también una idea para una nueva obra.

[RR] Han pasado nueve años desde que esta obra se mostró por primera vez. ¿Cambiaría algo?

[BV] Siempre puedo encontrar algo que necesita ser cambiado. Pero cuando una obra está completa, habitualmente no vuelvo a ella para modificarla. Cuando algo es perfecto, o si pienso que algo es perfecto, entonces no hay motivo para continuar moviéndose hacia delante. Lo que deseo es el misterio, no la claridad. Los sufíes estudian la oscuridad para comprender la luz.

Ruth Zauner

Bill Viola | Videoartista

Reconocido como uno de los artistas más destacados de la actualidad, ha sido clave en el establecimiento del vídeo como forma esencial en el arte contemporáneo, ayudando en el desarrollo del mismo en términos de tecnología, contenidos y alcance histórico. Estudió artes visuales y música electrónica en la Universidad de Syracuse (Nueva York). Sus obras de videoarte han sido exhibidas en las más prestigiosas plataformas (Museo de Arte Moderno de Nueva York, Kunsthalle de Düsseldorf, Galería Nacional de Londres, Museo Guggenheim de Nueva York, Bienal de Venecia de 1995, Museo Getty de Los Ángeles, Museo de Arte Mori de Tokio, Palacio de Exposiciones de Roma, entre otros). En 1977 fue invitado por Kira Perov a exponer su obra en La Trobe University (Melbourne, Australia). Con ella, tras casarse un par de años más tarde, mantiene una estrecha colaboración artística. La música es parte importante de su vida y obra. Ha colaborado con compositores como David Tudor o el grupo de rock Nine Inch Nails. Ha recibido numerosos premios internacionales. Para la producción de Tristan und Isolde, estrenada en la Ópera Nacional de París en 2005, colaboró con Peter Sellars.

Tristan e Isolda. Entrevista al videoartista Bill Viola
Tristan e Isolda. Entrevista al videoartista Bill Viola .

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