«El jinete azul» vuelve a casa
La capital de Baviera no sólo ha celebrado estos días los contundentes triunfos futbolísticos del Bayern Múnich, sino también la reapertura el miércoles 8 de mayo de 2013 de uno de sus más emblemáticos museos, el Lenbachhaus (Luisenstrasse 33, 80333 Múnich), tras cuatro años de remozamiento y modernización de la mano del arquitecto Norman Foster.
Recorrer sus salas es una experiencia sin igual. No cansa mirar y remirar las obras de arte del siglo XIX hasta ingresar en la planta superior a la furia de color del grupo expresionista alemán «Der Blaue Reiter» («El jinete azul»), fundado en 1911 en Múnich por Wassily Kandinsky (1866-1944) y Franz Marc (1880-1916), importante precursor del arte moderno (catálogo de la editorial Prestel/Múnich).
Städtische Galerie im Lenbachhaus und Kunstbau, München
© VG Bild-Kunst, Bonn 2013
Städtische Galerie im Lenbachhaus und Kunstbau, München
Es penetrar a la exhibición y quedar prendado de inmediato por los ígneos cuadros de Kandinsky y Marc, así como por los de August Macke, Gabriele Münter, Alexei von Jawlensky, Marianne von Werefkin, Alfred Kubin y Paul Klee que formaban, entre otros, también este grupo (un desafío al academicismo de la época).
Todos se sentían unidos en su interés por el arte medieval y primitivo, así como por los movimientos coetáneos del fauvismo (Collioure, Francia, 1905, Henri Matisse, André Derain y Maurice de Vlaminck) y el cubismo (entre 1907 y 1914, Francia, Pablo Picasso, Georges Braque y Juan Gris).
En realidad «El jinete azul» es producto de una secesión del movimiento «Neue Künstlervereinigung München» (N.K.V.M), fundado por Kandinsky en 1909. Tras divergencias con el pintor Charles Johann Palmié, Kandinsky y Marc abandonaron en 1911 la asociación y formaron «Der Blaue Reiter».
El nombre, evocaba Kandinsky en 1930, «se nos ocurrió tomando café bajo la glorieta (ndlr: en la casa de Franz y Maria Marc, en la localidad de Sindelsdorf, Alta Baviera). A ambos nos gustaba el color azul; a Marc los caballos, a mí los jinetes. Así se dió el nombre por sí mismo».
Marc y Kandinsky no tenían la intención de crear una nueva asociación de artistas en el sentido de establecer una comunidad con «estatutos fijos» o de propagar determinada corriente, sino que aspiraban más bien a unir la diversidad de las expresiones artísticas en un contexto redaccional.
En 1935 escribía Kandinsky rememorando esas épocas: «en realidad nunca hubo una asociación «El jinete azul», tampoco un ‘grupo’, como a menudo se describe erróneamente. Marc y yo tomábamos lo que nos parecía correcto, (…), sin preocuparnos por opiniones o deseos de ninguna índole.»
El Museo Lenbachhaus es el hogar permanente de estas obras desde que Gabriele Münter (1877-1962), compañera sentimental de Kandinsky hasta 1914, donara generosamente en 1957 (cuando cumplía 80 años) más de 1.000 obras de «Der Blaue Reiter» a esta institución.
Las piezas corresponden a la época en que hizo su irrupción antes de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) esta corriente pictórica expresionista y colorida que en el caso de Kandinsky (más tarde profesor junto con Klee en la escuela del movimiento arquitectónico Bauhaus en Weimar y en Dessau) desembocó después en la abstracción.
Entre los trabajos figuraban más de 90 óleos, alrededor de 330 acuarelas y dibujos, así como grabados, cuadernos de dibujo, pinturas sobre vidrio realizados por ella misma, además de 25 de sus cuadros, 200 trabajos sobre papel y su obra gráfica completa. A lo hay que agregar las obras de otros artistas de «El jinete azul» como Marc, Macke, Jawlensky, Werefkin y Klee; fondos que han convertido a este museo en uno de los más importantes a nivel mundial.
Desde 1965 se sumaron otras donaciones de coleccionistas y mecenas que incrementaron la colección con más trabajos de estos creadores, así como de Jean-Bloé Niestlé, Adolf Erbslöh, Alexander Kanoldt, Pierre Girieud, Albert Bloch, Erma Bossi, Georgia O’Keeffe, Adrian Korteweg y Otto Freundlich.
Macke y Marc (ambos caídos muy jóvenes en el frente a poco de comenzar la Gran Guerra) defendían la opinión de que cada persona posee vivencias o experiencias íntimas y externas que se tienden la mano gracias al arte. Kandinsky sentó las bases teóricas que cimentaron esta idea que persigue la «igualdad de derechos» de las distintas manifestaciones artísticas.
Su manifiesto, el programático Almanaque de «El jinete azul» (1912), elaborado en Murnau (al suroeste de Múnich, junto al lago Staffelsee) recogía información sobre los más recientes movimientos pictóricos de Francia, Alemania y Rusia, sus sutiles conexiones con el arte gótico, el arte primitivo, con África y Oriente, con el arte popular tan fuertemente expresivo y el arte infantil, así como con los movimientos musicales más modernos de Europa de aquellos tiempos (Alban Berg, Arnold Schönberg y Anton von Webern).
Schönberg, quien también pintaba, hizo su aporte entonces, junto a textos y cuadros (por ejemplo «Der rote Blick»), con su composición de tres minutos y medio para soprano, celesta, armonio y arpa, con texto de Maurice Maeterlinck, titulada «Herzgewächse» (concluida en diciembre de 1911 y estrenada en 1928).
La primera de las dos exposiciones realizadas por «Der Blaue Reiter» tuvo lugar desde diciembre de 1911 al 1 de enero de 1912 en la moderna galería Thannhauser de Múnich (más tarde se hizo itinerante y recorrió varias ciudades alemanas, entre ellas Berlín y Colonia) en la que se exhibieron 49 obras de Henri Rousseau (fallecido un año antes en París y elogiado por Kandinsky como uno de los «grandes realistas»), Albert Bloch, Heinrich Campendonk, Robert Delaunay, además de Kandinsky, Macke y Münter.
La segunda muestra fue del 12 de febrero al 18 de marzo de 1912 en la librería y galería de arte muniquesa Hans Goltz y en ella se exhibieron 315 dibujos y la obra gráfica de más de 30 artistas de esa exposición.
Con esta claridad, en referencia a los medios de expresión, «El jinete azul» se distingue esencialmente de otras agrupaciones artísticas de la época. Precisamente en esta transparencia se apoya la «modernidad» tan actual y aceptada hasta nuestros días. La búsqueda de «la espiritualidad en el arte» fue una de las preocupaciones centrales de «Der Blaue Reiter», y sus obras, en especial las de la colección del museo Lenbachhaus de Múnich, siguen fascinando a público, artistas y entendidos.

Städtische Galerie im Lenbachhaus und Kunstbau, München
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