Falleció a los 61 años uno de los grandes de las artes escénicas en Francia. El bailarín Patrick Dupond, el “enfant chéri” de la Ópera de París, fue víctima de una enfermedad devastadora. Su pérdida generó una gran conmoción en el mundo cultural francés. Bailarín, actor, caprichoso, extravagante y talentoso. «Patrick Dupond era demasiado joven para morir». Así lo manifestaron varios de sus ex compañeros del ballet.
“Patrick Dupond voló esta mañana para bailar con las estrellas”, dijo su colaboradora Leïla Da Rocha. “Murió después de una enfermedad devastadora” y agregó que había estado “enfermo durante varios meses”.
Dupond fue una de las grandes estrellas de la Ópera de París y de la danza en general. Desde muy joven, se convirtió en el niño mimado del círculo de la danza parisina. A los 21 años ya se consagraba como la estrella de la Ópera en la capital francesa. Tuvo un recorrido impecable sobre las tablas, pero el destino lo obligó a abandonar una carrera prometedora al ser víctima de un accidente que dejó su cuerpo con incontables fracturas.
La estrella de la Ópera Garnier
Patrick Dupond nació el 14 de marzo de 1959 en París. Su padre fue el gran ausente, así que su madre tuvo que encargarse doblemente de criar a un hijo travieso y muy hiperactivo. Las clases de fútbol y judo no sirvieron para nada; no lograron canalizar la energía turbulenta de este Billy Elliot francés.
Pero el destino le tenía preparado algo mejor y fue en la danza clásica donde encontró su verdadero camino.
El pequeño Dupond ingresó a la escuela de danza de la Ópera de París en 1970 y se convirtió en el protegido de Max Bozzoni, exbailarín de la Ópera Garnier y profesor de ballet, que vio el gran potencial de su alumno, con el que trabajó hasta su muerte en 2003. Su ascenso por los diferentes niveles de aquella institución fue fulminante.
En Bulgaria se hizo con la medalla de oro en solitario durante la competición internacional de Varna. Tenía apenas 17 años.
El año 1980 fue la verdadera consagración de Dupond, al ser nombrado estrella de la Ópera de París. Aquel joven estilizado, de mirada sensual y que encarnaba seguramente todos los placeres en la mente de hombres y mujeres, sedujo por su apariencia, pero sobre todo por sus grandes dotes actorales y coreográficos. John Neumeier, Roland Petit, Alvin Ailey y Maurice Béjart hicieron creaciones para el “enfant chéri” de la Ópera de París.
Patrick se hizo notar en la tarima, y también en el mundo de la cultura francesa gracias a su inconfundible personalidad. Espontáneo, generoso y con una elegante extravagancia que al “titi” parisino le quedaba bien.
Con apenas 31 años, se convirtió en director de danza de la Ópera de París. Pero sus días gloriosos en la dirección de aquella institución terminaron en 1997, cuando fue despedido por “su insubordinación y su indisciplina”, según dijo. El tiempo lo llevó a formar parte del jurado del Festival de Cine de Cannes.
Una de las mayores desgracias en la vida del bailarín ocurrió en el año 2000, cuando fue víctima de un accidente automovilístico. Su cuerpo quedó con 134 fracturas y los médicos le aseguraron que no volvería a bailar.
Terminaron así treinta años de vida en el Palacio Garnier. La duda, la soledad y el alcoholismo abrieron un capítulo sombrío en su vida. Sin embargo, Dupond se volvió a levantar a costa del entrenamiento diario con su mentor, Max Bozzoni, logrando regresar a los escenarios en “Un aire de París”. Con AFP y medios locales.
